Al menos seis personas murieron y 12 resultaron heridas en la explosión, en un control frente a un centro de negocios, cerca del Ministerio de Exteriores de Afganistán.
Los tres asaltantes fueron abatidos por las fuerzas de seguridad. El grupo terrorista Tehreek-e-Taliban Pakistan se atribuyó la acción.
La nueva medida se conoce un mes después de que el Gobierno del país vetara la educación superior femenina por "violar las leyes del Islam"
Las mujeres "son clave en todos los aspectos de la respuesta humanitaria", de la que dependen 28 millones de personas en el país, por lo que su participación "no es negociable y debe continuar", afirma el IASC.
Los 15 países miembros del Consejo de Seguridad pidieron a los talibanes acabar con esas políticas, al tiempo que dijeron estar “profundamente alarmados” por las crecientes restricciones a la educación de las mujeres.
La medida responde a la decisión del régimen talibán de prohibir que las mujeres se desempeñen en esas organizaciones, bajo la amenaza de cancelar los permisos de las ONG.
Un terrorista y su acompañante se hicieron explotar cuando la Policía los detuvo para registrar el vehículo en el que se movilizaban. Un agente falleció.
Decenas de mujeres marcharon en Kabul exigiendo que se reponga el derecho a asistir a la universidad. Varios países musulmanes repudiaron la medida.
“Es un golpe terrible y cruel a los derechos de las mujeres y niñas afganas”, dijo el alto representante de la ONU para los Derechos Humanos sobre la medida adoptada por los talibanes.
Las autoridades talibanas prohibieron a nivel estatal el acceso a la educación universitaria para las mujeres por tiempo indeterminado. Las mujeres son cada vez más relegadas de la vida pública en Afganistán.
Hibatullah Akhundzada, líder de los talibanes, pidió examinar los casos de los ladrones, secuestradores y de los sediciosos. La ley islámica también castiga el adulterio, las acusaciones falsas, el consumo de alcohol, el robo, la apostasía y la rebelión
Cinco recintos de secundaria habían sido reabiertos sin la autorización de los talibanes, que ordenaron el cierre de las instituciones. “Queremos educación”, dicen las estudiantes.