El mando de la guerrilla indicó que siempre ha "demostrado una voluntad de paz" y aspira a una "eventual mesa de diálogo". El presidente Petro suspendió el alto el fuego bilateral tras el asesinato de cuatro menores.
En el 2016 se desmovilizó la guerrilla más poderosa de América Latina: las FARC-EP. Desde entonces, otros grupos armados han ganado poder, y los campesinos siguen aterrorizados.
El inventario de terroristas del bloque podría incluir pronto a la Guardia Revolucionaria iraní. En la lista hay actualmente 13 personas y 21 organizaciones.
Los dos grupos, en conversaciones con Petro para dejar las armas, protagonizaron un violento enfrentamiento.
Los militares fueron atacados con granadas, artefactos explosivos improvisados y ráfagas de fusil en el departamento de Cauca y "todos entre 18 y 20 años", detalló el gobierno.
Los combates entre disidencias de las FARC, de la estructura ‘Iván Ríos’ y la columna Urías Rondón, causan un desplazamiento masivo que algunos estiman de más de 800 personas.
Los ex miembros del grupo guerrillero ocuparon tierra peruana y se aprovechan de la extrema pobreza de la zona para ofrecer una buena cantidad de dinero, sin embargo, las personas que realizan esta labor son explotados y amenazados de muerte si denuncian.
Colombia y Venezuela reabrieron su frontera común para peatones y vehículos de carga tras siete años de cierre parcial y tres de cierre total por diferencias ideológicas.
El mandatario presidía el Puesto de Mando Unificado por la vida, al norte de Antioquia, donde propuso un “cese al fuego multilateral” a los grupos armados. El artefacto fue desactivado de forma controlada.
Los acusados "llevaron a cabo ataques organizados y a gran escala que tenían la intención de asesinar a personas indefensas que eran presentadas como bajas en combate", sentencia el juez.
"Cae el último gran cabecilla de las FARC y se da la estocada final a las disidencias", dijo el ministro de Defensa sobre la muerte de Néstor Vera, alias "Iván Mordisco".
El último líder de las FARC lleva una vida tranquila junto a su esposa y un hijo de tres años. Los jefes guerrilleros que se negaron a dejar las armas han ido muriendo uno detrás de otro en la selva.