El argentino Rafael Grossi dijo que estaba trabajando en un plan para garantizar la seguridad de la planta de energía atómica más grande de Europa.
El país confirma que acogerá las armas atómicas que Rusia quiere desplegar en su territorio para reforzar su seguridad ante las "presiones" occidentales "sin precedentes". Minsk no tendrá control de esas armas.
Los ejercicios militares llegan una semana después de la visita del primer ministro japonés a Ucrania y de que el domingo el gobierno nipón considerara "intolerable" la retórica nuclear de Moscú.
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, y el jefe del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, se reunieron Zaporiyia, parcialmente ocupada por las fuerzas rusas.
Los silos están en construcción, adelantó el dirigente ruso. “Aquí no hay nada inusual”, añadió en referencia a que Estados Unidos hace lo mismo en sus países aliados.
El órgano legislativo de la Corte Penal Internacional (CPI) denunció "amenazas" recibidas por haber emitido una orden de captura contra el presidente ruso Vladimir Putin, por presuntos "crímenes de guerra".
Desde el comienzo de la guerra, Kiev y Moscú se acusan mutuamente de maltratar a los prisioneros. La ONU expresó su preocupación por la "ejecución sumaria de 25 prisioneros de guerra y personas fuera de combate rusos".
El presidente ruso asegura que muchas disposiciones de la propuesta de Pekín son admisibles, aunque incluyen la restitución de todo el territorio ucraniano.
Los miembros de la CPI tienen la obligación de detenerlo por la deportación ilegal de niños ucranianos y su traslado de zonas ocupadas a Rusia. Argentina es uno de los países que Putin no puede visitar ni sobrevolar.
El Tribunal Penal Internacional (TPI) ha dictado este viernes una orden de arresto contra el presidente ruso, Vladímir Putin, por crímenes de guerra perpetrados en Ucrania.
Los Poseidón son una de las ‘superarmas’ anunciadas por Putin hace cinco años y tienen capacidad de arrasar ciudades costeras.
La ONG de derechos humanos alertó que un centenar de internados, que albergaban aproximadamente a 32.000 menores, acabaron tras la invasión bajo control total o parcial de Moscú.