El hombre que viaja y sus huellas

Calderón de la Barca , decía que la vida “es un sueño”:
¿Queréis que sueñe grandezas
que ha de deshacer el tiempo ?
¿Otra vez queréis que vea
entre sombras y bosquejos
la majestad y la pompa
desvanecida del viento?
¿Otra vez queréis que toque
el desengaño os el riesgo
a que el humano poder
nace humilde y vive atento?
Pues no ha de ser, no ha de ser.
Miradme otra vez sujeto
a mi fortuna; y pues sé
que toda esta vida es sueño,
idos, sombras, que fingís
hoy a mis sentidos muertos
cuerpo y voz, siendo verdad
que ni tenéis voz ni cuerpo;
que no quiero majestades
fingidas, pompas no quiero,
fantásticas ilusiones
que al soplo menos ligero
del aura han de deshacerse,
bien como el florido almendro,
que por madrugar sus flores,sin aviso
y sin consejo,
al primero soplo se apagan,
Un “Vestigium” es la señal, la huella, la marca que deja el pie de un viajero sobre el camino. Hay algo relacionado con la memoria, con el registro de los datos de alguien que ha pasado por un lugar y ha dejado su impronta. Es el indicio de que por allí ha estado un “homo viator”: un viajero, frágil, perecedero, fugaz. Es también el rastro de un caminante que se esfuerza por perfeccionarse en una tarea que se ha impuesto. También el periodista es un sujeto que anda tras las huellas; la realidad -variada y múltiple- ofrece ante sus ojos distintas facetas, y es su tarea, la del investigador, hallar la parte de verdad que está inscrita en esas huellas.
Esa tarea es testimonial, dejar expuestos y hacer públicos los “vestigium” de aquellos que hacen camino al andar y si cada uno de nosotros dejamos una huella que sea recordada como un camino de luz, no de oscuridad, de bondad y no de odio, como viajeros de ese tiempo y espacio que se nos ha regalado y que se llama vida,demos gracias y vivamos este viaje con alegría, en paz y con amor.