EDITORIAL: SE TERMINO LA LUNA DE MIEL

SE TERMINÓ LA LUNA DE MIEL

Además de ser una cuestión bíblica, es una verdad universal: todo lo que crece tiene un desarrollo, un lapso de vida y, tarde o temprano, enfrenta su declive. Los seres vivos, incluidos nosotros, nacemos, vivimos y morimos, con la aspiración de que nuestro paso por la vida sea en paz, armonía y solidaridad.

En este tránsito, añoramos vivir bien, acompañados por nuestra familia cercana, por la Concordia que nos cobija y por la Entre Ríos que soñó Artigas como parte de los Pueblos Libres, defendida con lanza y espada por Urquiza, Ramírez y tantos otros próceres que cimentaron nuestra identidad entrerriana.

Pero, ¿qué sentido tendría desperdiciar este soplo de vida en dañar a los demás? En lugar de fortalecer a los más débiles, entorpecer su desarrollo, su salud, su trabajo.

El sueño incumplido

Depositamos nuestra confianza en quienes recorrieron los polvorientos caminos de nuestros pueblos prometiendo esperanza y una alternativa a la "corrupción" que marcó el gobierno peronista hasta el 12 de diciembre de 2023. Creímos que llegaría una etapa de mejora, que no solo nos merecemos como humanos, sino como hijos de esta tierra bendecida, protegida por los "panza verde" de Urquiza.

Hoy, con un 40% del mandato consumido, vemos con preocupación cómo se ha malgastado el tiempo en una espiral de prepotencia que no es política. Las decisiones tomadas no son más que un relato oficial que se estrella contra la realidad, humo inútil que ni siquiera espanta mosquitos.

Se insinuó que Frigerio tenía raíces peronistas por su cercanía con Busti en otro tiempo, pero jamás al tres veces gobernador de Entre Ríos se le hubiera ocurrido disolver el IOSPER, despedir cocineros y personal del CGE, recortar horas extras en la Casa de Gobierno o traer funcionarios porteños para gobernarnos, desconociendo nuestra idiosincrasia.

La imposición ajena

No es solo un tema histórico, cimentado en la Liga de los Pueblos Libres de Artigas, sino también una cuestión de respeto. Buenos Aires nos ha menospreciado, tratándonos como "cabecitas negras", y si bien puede haber porteños con capacidad para gobernar, aquí hay entrerrianos que son tanto o más capaces, con un amor por esta tierra que ningún foráneo podrá igualar.

¿A qué entrerriano se le ocurriría destruir el IOSPER? ¿Quién no defendería a los discapacitados? ¿Qué hijo de esta provincia no se levantaría para proteger el INTA y nuestros campos, cultivados con esfuerzo y pasión?

Fuimos los organizadores de la Nación, no su furgón de cola ni mendigantes de recursos que no llegarán, porque la prioridad del Gobierno Nacional no es Entre Ríos, sino el FMI.

El golpe final

Si la falta de caja nos empuja a recortar gastos, hacerlo sobre los más débiles y trabajadores con una crueldad inaudita solo agudiza el desencanto. El relato oficial ha llegado al extremo de perseguir periodistas por el “delito” de opinar, exponiendo su identidad para intimidar.

Sabemos que el periodismo no es un camino de rosas, sino de espinas. Somos un gremio desunido, diverso en pensamiento, a veces devorados por relatos mentirosos que nos permiten sobrevivir. Pero si algo nos une, es la convicción de que Entre Ríos merece el cumplimiento de las promesas que se hicieron al asumir el gobierno.

Frigerio no lo está cumpliendo. Y tengo una mala noticia: se terminó la luna de miel.

Si no giran el volante, el choque será inevitable, no solo contra los periodistas, comerciantes, trabajadores y usuarios de salud, sino contra toda la provincia.

No somos indómitos, sino mansos, hasta que nos azuzan y nos quieren montar. Ahí es cuando despertamos, como lo hicieron nuestros antepasados en jornadas históricas, para defender lo que nos pertenece.

No arriaremos jamás las banderas de quienes arriesgaron su vida por la libertad de vivir en Entre Ríos.

Quisiera cerrar con un "para los entrerrianos", pero no quiero excluir a nadie que desee convivir con nosotros en paz y armonía. Solo no abro la puerta a quienes vienen a joder a nuestro pueblo.