Decenas de muertos, entre ellos civiles, en un bombardeo del Ejército de Myanmar

La junta militar que gobierna el país desde el golpe de febrero de 2021 asume la autoría del ataque contra un acto de la oposición birmana. Medios locales cifran entre 50 y 100 los fallecidos en la ofensiva.

Internacionales 13/04/2023 Editor Editor
Birmania
El lugar del bombardeo en la localidad de Pazigyi , en la región noroccidental birmana de Sagaing,

Un bombardeo aéreo del Ejército de Myanmar contra un acto de la oposición al régimen militar golpista que gobierna el país causó este martes la muerte de al menos a 50 personas en la localidad de Pazigyi, situada en la región noroccidental de Sagaing. Según residentes de esa zona, citados por medios locales, los fallecidos en este ataque podrían elevarse incluso a un centenar, incluidos decenas de niños. El portavoz de la junta militar birmana, Zaw Min Tun, asumió este miércoles la autoría del bombardeo.

El ataque aéreo se produjo a primera hora del martes (madrugada en España) y tuvo como blanco una ceremonia de inauguración de una oficina administrativa vinculada al opositor Gobierno de Unidad Nacional (NUG, en sus siglas en inglés), el brazo político de las Fuerzas de Defensa del Pueblo (PDF), un movimiento opositor que se presenta como gobierno legítimo del país tras el golpe militar del 1 de febrero de 2021. El desencadenante de esa asonada militar fue el triunfo electoral del 8 de noviembre de 2020 de la líder del país, Aung San Suu Kyi, de 75 años, y de su partido, la Liga Nacional por la Democracia (NLD).

“Llevamos a cabo el ataque durante la ceremonia de inauguración. Miembros de las PDF fueron asesinados. Ellos son los que se oponen al Gobierno de este país”, declaró este miércoles Zaw Min Tun, portavoz del régimen militar, a la cadena de televisión Myawaddy, propiedad de la junta golpista. Min Tun definió a los opositores como “terroristas” y luego admitió que en el bombardeo “probablemente” murieron también civiles “obligados a apoyarles [a los opositores]”.

Un miembro de la PDF explicó a la agencia Reuters que unos 100 cadáveres, entre ellos los de 16 niños, han sido ya incinerados tras el ataque del martes. “El número exacto de muertos aún no está claro, ya que hay partes de los cuerpos esparcidas por todas partes”, afirmó el miembro de la PDF, que no quiso ser identificado. La BBC birmana, Radio Free Asia y el portal de noticias Irrawaddy, que citaron a residentes de la localidad atacada, coinciden en que más de un centenar de personas, entre ellas decenas de menores y mujeres, podría haber perecido en el bombardeo. Se calcula que hasta 150 personas pudieron acudir a la ceremonia objetivo del ataque, en la que se servía comida para los vecinos de la localidad.

Según otro portavoz de la oposición citado por Efe, los aviones de combate volvieron además a bombardear el poblado cuando los voluntarios buscaban supervivientes entre los escombros y retiraban los cuerpos sin vida, muchos mutilados. Kyaw Zaw, portavoz del opositor NUG, declaró a Reuters que varios helicópteros armados con artillería, atacaron también a los asistentes al acto opositor, una incursión que definió como “otro ataque brutal, bárbaro y sin sentido del Ejército”. Los combatientes de la oposición de Myanmar carecen de armas pesadas y no disponen de ningún tipo de defensa eficaz frente a la aviación del Ejército regular del país.

“Nos bombardearon durante unos diez minutos”, relató a Efe un superviviente, de 25 años, mediante una entrecortada conversación telefónica. [Los] “cazas arrojaron una bomba directamente contra la multitud. Cuando me agaché y miré atrás había niños de tres, cinco, siete años...”, expresó el testigo, quien prefiere no revelar su nombre. “No sé cuánta gente puede haber muerto. Al menos 100”.

Esta no es la primera vez que el régimen castrense birmano utiliza aviones de combate contra un grupo opositor, ni tampoco contra la población civil. En octubre, uno de esos cazas atacó un concierto, matando al menos a 50 civiles, cantantes y músicos, así como a miembros de una fuerza insurgente compuesta por miembros de minorías étnicas en el estado septentrional de Kachin.

El bombardeo de este martes tiene lugar dos semanas después de que, el pasado 27 de marzo, el líder de la junta, el general Min Aung Hlaing, advirtiera de que “aplacará con firmeza” la resistencia, con un foco especial en el NUG y las PDF. La escalada de violencia del Ejército birmano, acusado de crímenes de lesa humanidad por la ONU por sus ataques contra la minoría rohinyá, coincide con informaciones desde el terreno que aseguran que los militares no han logrado controlar más que la cuarta parte del país desde el golpe.

Las PDF —formadas por exdiputados del derrocado Gobierno civil y por jóvenes que se han unido a las guerrillas de minorías étnicas — han ido aumentando sus destrezas bélicas. Esa es la razón por la que, según varios expertos, los militares birmanos han recrudecido sus ataques e incrementado su brutalidad.

Condena internacional

La comunidad internacional, incluidos Estados Unidos, la Unión Europea y la ONU, han condenado el ataque de Sagaing, una de las peores masacres desde la asonada militar de 2021, que puso fin a una década de transición democrática. El relator de la ONU para Birmania, Thomas Andrews, denunció en marzo que más de 3.000 civiles han sido asesinados, 1,3 millones han tenido que abandonar sus hogares y 16.000 se han convertido en presos políticos desde el golpe, entre ellos Suu Kyi.

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, ha expresado su enérgica condena por este bombardeo. Guterres ha reiterado un “llamamiento a los militares para que pongan fin a la campaña de violencia contra la población de Myanmar en todo el país”. El Ejército birmano ha negado las acusaciones internacionales de haber cometido atrocidades contra civiles y justifica las matanzas con el argumento de que lucha contra “terroristas”.

El Departamento de Estado de Estados Unidos se ha mostrado “profundamente preocupado” por el ataque de este martes y ha añadido que Washington seguirá trabajando con la comunidad internacional para “exigir responsabilidades al régimen por las violaciones de derechos humanos y abusos cometidos” en Myanmar. Los países occidentales han impuesto sanciones a la junta y a su amplia red de negocios para intentar reducir sus ingresos y el acceso a armas de proveedores como Rusia.

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