¿Cristina Kirchner o Alberto Fernández?: quién es culpable y a quién perjudica más la inédita pérdida del control del Senado

Con la fractura del bloque oficialista, el peronismo del interior tomó distancia del presidente y la vice. Razones políticas y electorales de una decisión con múltiples lecturas. ¿Ser kirchnerista es piantavotos? ¿O el PJ intenta “morderle” votos a Juntos por el Cambio?

Política 25/02/2023 Editor Editor
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Bloque nuevo. Espínola (Corrientes), Vigo (Córdoba), Snopek (Jujuy), Catalfamo (San Luis) y Kueider (Entre Ríos).

A primera vista, la decisión de cuatro senadores que militaban en el Frente de Todos de armar un bloque independiente con una peronista disidente pareció tener como víctima y culpable a Cristina Kirchner o Alberto Fernández, alternativamente. Pero una lectura cuidadosa de esa decisión de alto impacto e histórica consecuencia -que el PJ pierda por primera vez el control de la Cámara alta- puede dejar otras reflexiones tan inesperadas como inquietantes.

“Quedarnos en el bloque era cada día más costoso. En nuestras provincias hay mucha bronca con el Gobierno, que es de Alberto y es de Cristina. Pero tampoco somos ingenuos y ninguno come vidrio”, argumenta en diálogo con Infobae uno de los involucrados en una movida política de motivaciones y consecuencias por ahora inciertas.

La decisión de Guillermo Snopek (Jujuy), María Eugenia Catalfamo (San Luis), Carlos “Camau” Espínola (Corrientes) y Edgardo Kueider (Entre Ríos) de armar Unidad Federal con la schiarettista Alejandra Vigo (Córdoba) pareció al principio mostrar una nueva señal de debilidad de Cristina Kirchner y de impotencia para ejercer un liderazgo mellado por las internas con el presidente. Pero esa versión empezó a matizarse a medida que pasaron las horas.

Ocurrió como con la reunión de la mesa nacional en la sede del PJ, que la primera y edulcorada versión fue un encuentro pacífico de incipiente unidad de cara a las elecciones y luego trascendió que se trató de una embestida abierta del kirchnerismo duro contra el presidente para que desactive, incluso esa misma noche, su candidatura a la reelección.

Este movimiento a cielo abierto del PJ en el Senado no está desvinculado de ese contexto más amplio: una crisis económica, escasas chances de victoria en las próximas elecciones presidenciales y, sobre todo, la falta de un candidato indiscutido y con chances de éxito. Se agrava esto por el anuncio de Cristina Kirchner de que “no iba a ser candidata a nada” después de recibir una condena a seis años de prisión e inhabilitación perpetua por corrupción en la obra pública de Santa Cruz. Y la aclaración, 21 días después, de que en realidad era víctima de una “proscripción” orquestada por la Justicia y los poderes concentrados. Mientras tanto, Alberto Fernández tiene en la mayoría de las encuestas una intención de voto entre mínima y baja.

De acuerdo con los trascendidos y las confirmaciones surgidas desde el peronismo, en la conformación del nuevo espacio, tuvieron una fuerte incidencia dos gobernadores que, cada uno en su ámbito, tienen sus propias razones para repudiar “la grieta”. Se trata del cordobés Juan Schiaretti, precandidato del peronismo no K y market friendly, y el puntano Alberto Rodríguez Saá, que no está anotado en la presidencial, pero mantiene un enfrentamiento con su hermano Adolfo, que quiere volver a la gobernación de San Luis y supo cultivar un estrecho vínculo con la vicepresidenta de la Nación. En ese mismo universo orbitan otros caciques del peronismo, como Omar Perotti (Santa Fe), Gustavo Bordet (Entre Ríos) y a veces sí y otras no tanto, Sergio Uñac (San Juan).

¿Es el inicio de una diáspora del peronismo hacia otro liderazgo? Ni tanto ni tan poco. De hecho, Bordet ensayó una suerte de condena light a Kueider.

Razones visibles y ocultas

Tanto en público como en privado, los cinco senadores de Unidad Federal dejaron en claro que la conformación de un nuevo bloque peronista, distinto del Frente Nacional y Popular (19 bancas) y Unidad Ciudadana (12 bancas) que integraban el Frente de Todos se debía más a cuestiones vinculadas a demandas y reclamos no resueltos por el Gobierno y, en segundo término, a “saltar la grieta”.

Pero en reserva y fuera de micrófonos empezaron a aflorar también las otras cuestiones concretas que motivaron quizás con mayor gravitación una ruptura que provocó, en los hechos, que la vicepresidenta no dependa de una mayoría propia para que sesione el Senado. Ahora, ¿esa pérdida fue a pesar de ella o con su aval?

La difusión oficial por parte del Senado de la carta de Snopek, donde expone críticas contra el presidente llevaron a observadores de la oposición a desconfiar del peronismo. “Estamos atentos. No sea cosa que con el cuento de saltar la grieta nos armen otra candidatura, al estilo Roberto Lavagna, que nos saque votos a nosotros para favorecer al candidato del Frente de Todos”, advirtió una fuente de Juntos por el Cambio que fatiga desde el miércoles los teléfonos para entender este indescifrable rulo del PJ.

Según explicó uno de los conjurados que habló con Infobae bajo el compromiso de mantener reserva, tanto Alberto Fernández como Cristina Kirchner venían siendo alertados sobre el creciente malestar por la falta de respuestas a reclamos vinculados con dos reclamos sensibles para el peronismo del interior: tarifas y transporte.

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La carta flamígera de Snopek contra el presidente Alberto Fernández

“No puede ser que me cobren en Buenos Aires 3.000 pesos en la boleta de la luz o del gas en el departamento que alquilo y tenga que pagar mínimo 15.000 en mi casa en mi provincia. Alberto nos prometió que iba a empezar a resolverlo hace más de un año y no hizo nada. Cristina también lo sabía. Ninguno se movió”, continuó el conjurado y agregó, con fastidio evidente: “Después del quilombo que se armó, todavía estoy esperando un llamado”.

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“¿Quiere decir que si les dan recursos en subsidios para energía y transporte desarman todo?”, preguntó Infobae.

No. Esto ya no tiene vuelta atrás. A mí me votaron para que resuelva los problemas de mi provincia. Estamos en camino a las elecciones y esos problemas no se resolvieron y la gente está muy enojada. Quedarnos en el Frente de Todos es avalar la grieta, que no resolvió nada.

- ¿Entonces van a hacer campaña por el gringo Schiaretti?

No. Tampoco nos comprometimos a eso. La idea es rechazar la grieta, pero no subirnos a ninguna candidatura. Ni a una de Cristina y menos a la reelección de Alberto. Hay tiempo.

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Con los nuevos bloques, el oficialismo queda con 31 senadores, que se estiran a 34 con los tres aliados de Misiones, Río Negro y La Rioja, mientras que la oposición y sus aliados quedan en 33. Los cinco legisladores de Unidad Federal quedaron convertidos en árbitro del quórum, en un año que el Congreso se encamina a tener en un año electoral menos actividad que la del 2022, el de menor productividad desde la recuperación de la democracia.

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La sesión de este jueves en la Cámara de Senadores donde no se pudo tratar ninguno de los proyectos enviados por Alberto Fernández a extraordinarias.

De todos modos, se trata de un impacto más simbólico que efectivo, ya que el Congreso solo está funcionando -en Diputados- para someter a los cuatro jueces de la Corte Suprema a un polémico e inviable juicio político, que se apoya en la difusión de chats obtenidos de manera clandestina por una intervención ilegal de las comunicaciones privadas de Marcelo D’Alessandro, cuya condición de ministro de Seguridad en uso de licencia nadie arriesga que continúe por mucho tiempo más.

Durante todo el verano, salvo esos refucilos de kirchnerismo explícito en la Cámara baja, el Congreso no pudo tratar uno solo de los 27 proyectos que el presidente Alberto Fernández envió para su tratamiento en las sesiones extraordinarias. Repitió con prolija ineficacia lo ocurrido en 2022. Y no se espera que cambie la tendencia, al menos en el corto plazo. Y sin un mínimo acuerdo político que destrabe un Parlamento inexorablemente bloqueado.

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