PAMI, CAPITA, CAMA.

Quiero compartir mi estupor... frente a lo que nos hemos convertido como sociedad…

Correo del Lector 05/08/2022 Editor Editor
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Esta semana pasada nos tocó vivir en familia la desidia y dejadez de una sociedad a la que ya no le importa la vida.

Mi papá de 82 años, con una pierna amputada hace unos años, transitaba por estos días un franco deterioro de salud. Él había sido un trabajador del Molinos Río de la Plata cuando estaba en la ciudad y por lo tanto él y su patronal realizaron los aportes correspondientes para su obra social.

Escuché muchas veces en estas últimas semanas estas tres palabras: PAMI, CAPITA, CAMA.

PAMI: Todos sabemos que quienes aportan durante la vida laboral a cualquier obra social nacional pasan a PAMI por el Sistema Integrado de Servicios Sociales… un servicio de salud organizado de forma tal que las personas mayores, que son quienes más usan sus prestaciones, deban esperar a veces más de un mes para que el “médico de cabecera” los atienda…. o sea que ante una urgencia, emergencia o derivación, se depende exclusivamente de “este médico de cabecera”, sin poder elegir ni recurrir a un médico sino es a través de este.

Nos ha tocado pedir que el médico de cabecera viniera a la casa a ver a mi padre, aun se lo pedimos como una visita particular, pagada, para que él sugiriera los pasos a seguir y no lo logramos

CAPITA: Entiendo la CAPITA como el número de afiliados que potencialmente pueden atenderse en cada prestador y por los que PAMI paga…. En Concordia, los médicos son por todos conocidos y las instituciones de salud son aún más conocidas. Cuando la CAPITA se completa en cada prestador... ¿Qué es lo que pasa? ¿¿¿Se atiende o no se atiende a las personas mayores que necesitan el servicio???

CAMA: Durante estos días, en forma repetida, llamamos a la emergencia que la familia contrató en forma privada al servicio de PAMI…. Tres visitas… y en todos los casos la respuesta fue la misma: “No tiene síntomas para internarlo… si lo llevamos no los van a internar… no hay cama... donde él tiene la capita no lo van a internar”.

Una y otra vez lo mismo.

Ya el lunes 25 de julio, en la última visita de la emergencia, logramos llevarlo al Sanatorio… 5 horas en una camilla de la guardia… el doctor de turno… otra vez: “No tiene síntomas para quedar internado”. Le pusieron unos sueros y a la casa. No necesitábamos ser médicos para darnos cuenta de que el final estaba cerca.

A media mañana del 26 de julio, papá se descompensó. Vuelta al sanatorio con la emergencia privada. Otra vez, horas en la camilla de la guardia, que ya lo llevamos a la sala de internación. Que sí,  que no… que ya se desocupa una cama. Que sí, que no... etc., etc.

Por último, papá falleció para las 17 horas, después de 6 horas en la camilla de la guardia.

Me quedan muchas dudas flotando:

¿Es una forma de operar que tiene PAMI a través de sus prestadores para dilatar la atención de las personas mayores y “esperar” que la muerte llegue y evitar gastos para quienes igualmente partirán?

¿Es una forma de no valorar la vida porque son personas mayores, enfermas, “que no producen” y determinar que su único destino es la muerte?

Quiero ser sincera… creo que papá hubiera partido igual, pero también creo que podría haberlo hecho estando asistido, en una mejor situación, apostando a que tenga “una buena muerte” y no en la dura camilla de la guardia después de miles de vueltas y ausencias de su obra social PAMI.

Este es mi estupor... Porque nos hemos convertido en una sociedad donde domina la desidia y la dejadez, en un mecanismo de despojo de las personas mayores y de desamor a la vida.

Gladis Guerrero

DNI 16989142

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