Santiago Peña fue elegido presidente de Paraguay

Con más de 15 puntos de diferencia, el candidato oficialista aseguró otro período de cinco años en el poder para el Partido Colorado.

Internacionales 02/05/2023 Editor Editor
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La arrolladora maquinaria colorada se impuso una vez más y renueva por otros cinco años su hegemonía casi perfecta de las últimas siete décadas de la mano del conservador Santiago “Santi” Peña. Tras un clima de incertidumbre en los días previos a la elección por la falta de encuestas, el alivio llegó rápido cuando los resultados marcaron una ventaja más holgada de la esperada para la Asociación Nacional Republicana (ANR), consagrando al joven economista como el próximo presidente de Paraguay.

En un país en donde las elecciones se definen en una primera y única vuelta, Peña llegará a la cúpula del poder con una cómoda mayoría del 42,7%, mientras que el líder de la Concertación Nacional, Efraín Alegre, quedó rezagado con un 27,4%. La sorpresa la dio Paraguayo Cubas, el líder polémico de la tercera fuerza, que alcanzó un 22,9% de los votos.

Tras su victoria, Peña estuvo presente en el programa de televisión de Mina Feliciangeli en la noche del domingo, donde asumió la “gran carga” que supuso su aplastante triunfo. Haciendo referencia a “más de un 50% de paraguayos que no nos votaron”, Peña se comprometió a “poder salir a convencer a aquellos que con mi gestión - y no con promesas- van a poder sentirse orgullosos de un presidente abierto, plural, que pueda ser capaz de aglutinar a todos los paraguayos en una causa noble: que los paraguayos estemos mejor”.

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Aunque Paraguay tiene una de las economías de mayor crecimiento en América Latina, la pobreza alcanza a 24,7% con enormes desigualdades y el trabajo informal supera el 60%, según cifras oficiales. Es por eso que, a pocas horas de haber sido electo y en el Día del Trabajador, Peña propuso crear 500.000 nuevos empleos “en los próximos cinco años” con el fin de que “más paraguayos también puedan estar mejor”.

“Desde mañana [por ayer lunes] empezaremos a diseñar el Paraguay que todos queremos, sin groseras desigualdades ni injustas asimetrías sociales. Tenemos mucho por hacer”, aseguró el nuevo mandatario. “Los trabajadores son el motor de un país que sale adelante”.

El mandatario electo adelantó además que se propone reconocer a Jerusalén como capital de Israel y que planea mudar a esa ciudad la sede de su embajada, una medida que había tomado Cartes al final de su gobierno y que el presidente saliente Abdo Benítez revirtió.

En tanto, el triunfo de Peña supone también la continuidad de las relaciones entre Paraguay y Taiwán, un tema que generó polémica durante la campaña electoral ya que el opositor Alegre había puesto en duda el vínculo bilateral. Peña ha sido enfático en la defensa de esas relaciones establecidas hace más de 60 años, a pesar del atractivo económico que supone un acercamiento a China.

“Espero con ansias profundizar las relaciones de larga data entre nuestros países y ver al gobierno y al pueblo de Paraguay prosperar bajo su liderazgo”, escribió en Twitter el lunes la presidenta de Taiwán, Tsai Ing- Wen, una de las primeras en felicitar a Peña.

La decisión del presidente electo de mantener sus vínculos con Taiwán ha sido cuestionada por el presidente de la Asociación Rural, Pedro Galli, quien ve en esta relación “una tranca” dado que “no hay posibilidad de acceder al mercado chino si no reconocemos a China. Estamos nadando contra la corriente”, dijo. Paraguay, uno de los principales productores en el mundo de carne bovina y soja, destina principalmente sus exportaciones a Chile, Brasil, Argentina y Rusia.

Desafíos para el presidente entrante

Los sólidos resultados del coloradismo son una muestra de que ni los señalamientos de corrupción ni las divisiones internas pueden con su mayor fortaleza: un inmenso aparato electoral respaldado por sus 2,5 millones de afiliados. De esta forma, con su renovada apuesta por el oficialismo, el país sudamericano se sigue manteniendo como una excepción en una región en donde la alternancia es tendencia.

Cuando la victoria ya era una certeza, Peña salió al escenario instalado en la sede de la Asociación Nacional Republicana (ANR) con una bandera de Paraguay colgando del cuello al ruido de los aplausos y vítores para agradecer “al pueblo paraguayo, al pueblo colorado”.

“Nos entregaron sus sueños y depositaron en nuestras manos sus esperanzas para que mañana podamos a estar mejor. ¡Y vamos a estar mejor!”, afirmó Peña, que estaba rodeado de sus familiares y sus cercanos asesores, de su compañero de fórmula, Pedro Alliana, del presidente del partido, Horacio Cartes, e incluso de Arnoldo Wiens, a quien derrotó en las internas de diciembre.

Peña sucederá a partir del 15 de agosto por un periodo de cinco años al presidente saliente Mario Abdo Benítez, quien ha demostrado su desprecio por delfín de Cartes en varias ocasiones. Sus ademanes, como los elogios al candidato Paraguayo Cubas un día antes de las elecciones o su ausencia en los actos colorados, sin embargo, surtieron poco efecto en el electorado fiel e indiferente a las riñas internas.

El Partido Colorado ha gobernado a Paraguay durante la mayor parte de las últimas siete décadas, en dictadura y en democracia, con una sola interrupción durante el gobierno del izquierdista Fernando Lugo (2008-2012), destituido en juicio político un año antes de terminar su mandato.

A pesar de la alegría que se vive esta noche en las calles de Asunción, a Peña lo esperan grandes desafíos: largas deudas pendientes con los sistemas público de salud, educación y transporte. Así como una ardua lucha contra el crimen organizado y la endémica corrupción

 

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