La zanahoria

El triunfalismo parece para un sector de los candidatos el remedio para la apatía de la gente y aparecen gritando, saltando y felicitándose por la cantidad de personas que lograron reunir en un acto, en el que no dijeron nada, salvo felicitarse entre sí, abrazarse y gritar ¡ vamos a ganar !...
Otro de los precandidatos lanza algunas ideas tipo de aquellas que decía Menem “vamos a volar en un cohete a Japón”, que no se sabía si eran ciertas, estaba empedo o lo sacaron de contexto, entonces salen ideas de que conquistarán al electorado con obras faraónicas que sabemos, inmersos en la crisis, imposibles de realizar.
¿ Cómo conquistar un electorado apático ?. Quien escribe no es experto ni diseña campañas políticas, lo cual me pone ajeno al zalamerismo político, y me da hándicap para exponer una idea: la de la zanahoria.
La gente quiere comerla, por la boca, y en estos tiempos turbulentos no hay zanahorias para todos, allí reside el mensaje del candidato, demostrar cómo vamos a conseguir zanahorias para todos y como no solo de zanahorias vive el hombre, cómo vendrá lo demás.
Como es verdaderamente difícil superar la gestión del actual intendente en cuanto a obras públicas, quien quiera ocupar su lugar no tendría que intentar hacer política con la idea de nuevas y más colosales obras, sino en concentrarse en la zanahoria, primero, que algunos gurúes llaman “hambre cero”, todos comidos y bebidos como Dios manda, lo que sigue son los rubros básicos de los humanos: salud, educación, deportes, recreación, como básicos y un plan para acceder a bienes más costosos que pueden lograrse a través del esfuerzo compartido entre Estado y el interesado.
ETC no pudo avanzar, aunque no le faltó ganas, sino acompañamiento de sus funcionarios del área para concretar un plan de viviendas, una necesidad básica cuya demanda es cada vez mayor y que no ha tenido respuestas, salvo entregar la titularidad de lotes de terrenos de barrios populares, ahí se acabó la “nafta”, cuando había posibilidades de hacer mucho más.
Este modelo de gobierno es el que va a estar en la “vidriera” para ver si es conveniente elegir entre un desarrollista de infraestructura extraordinario, a un modelo de desarrollo social. Si bien ambos son valorados, pesa más a la hora de decisión, quien ha sido contenido en sus deseos de formar una familia bajo un techo y la “zanahoria” no es dar una casa a todos los necesitados ahora, sino planificar un camino, no hay para todos HOY, pero todos van a tener su casa si seguimos un plan de desarrollo urbanístico que tenga a la familia como la destinataria de los esfuerzos de quien guie al pueblo, mostrando un camino de superación y crecimiento humano.