Sentida despedida al agricultor entrerriano Aldo Oscar Bel

Desde la entidad se recordó la figura del agricultor como la de un hombre que marcó un camino, dejó una huella en su larga trayectoria en la entidad que rige los destinos de los pequeños y medianos productores. Gestionó, trabajó y cuando hubo que reclamar siempre estuvo en la primera fila. Fue un referente de la Federación Agraria en Urdinarrain, provincia y país. Una voz que siempre se escuchaba y se seguirá recordando.

A los 10 años ayudaba a su familia en los trabajos rurales. Todo lo que se producía terminaba en la mesa de los Bel y lo que quedaba se comercializaba. Trabajó en agricultura, en los tiempos en que todo se hacía a tracción a sangre, luego con maquinarias, sembró arroz, se fundió y levantó varias veces. Fue una persona que encaró distintas producciones. Hizo ladrillos, construyó un pozo para una pequeña arrocera, llevó adelante un emprendimiento de piscicultura, perdió toda una cosecha del cereal por una feroz devaluación a mediados de los 70.

Fue testigo de otros tiempos en su Colonia La Florida donde la misma estaba llena de productores, cuyos hijos concurrían a un establecimiento que desde hace un tiempo cerró por la falta de alumnos. Fue y lo seguirá siendo un referente del gremialismo rural. En los reclamos del 2008, por la 125, se lo vio en su tractor, un viejo Zetor, en Capital Federal y en otros lugares del país. El tractor todavía marcha y hace sonar su bocina como en aquellos tiempos.

Fue un productor, una persona que siempre dijo que “sino trabajo, no puedo dormir”. Bastaba con mirarle las manos y el rostro curtido por las inclemencias del tiempo para saber que habló siempre con la verdad. Fue un productor y un dirigente gremial, un federado que se cayó y levantó varias veces, siempre en base a esfuerzo, tesón, trabajo.

Dejó a sus hijos, nietos, amigos, compañeros de ruta en las protestas y gestiones para el pequeño y mediano productor, el legado del trabajo y de ser una persona de bien.