El diablo anda metiendo la cola

La desesperación extrema de una mujer que prendió fuego a su propia vivienda con sus hijos adentro es un hecho sin precedentes de alto impacto emocional. Sin embargo, nos hemos quedado cortos en la información, ya que no sabemos cuáles son los hechos que provocaron esa alocada decisión. Los medios solo hemos reproducido la gacetilla policial y hemos pasado a la siguiente noticia, dejando en la sombra los motivos que llevaron a esta madre a tratar de inmolarse junto a sus hijos.

En momentos como estos, es importante tomar medidas preventivas. La detención de la mujer era lo pertinente en ese momento, pero ahora, con sus hijos a salvo, debemos verificar si el Estado cuenta con los medios para atender una patología mental que requiere con urgencia apoyo y contención, y si se movilizan esos recursos con la rapidez que la situación requiere. Lo peor que podemos hacer como sociedad es tratar a esta mujer como una delincuente o acusarla de intento de asesinato. En cambio, debemos saber por qué tomó esa trágica determinación para poder contenerla y ayudarla. Al traspasar todo límite, ha demostrado que está en una situación de vulnerabilidad extrema y que sus hijos están en peligro.

Otro de los hechos graves ha sido la irrupción de tres jinetes a caballo, armados con armas de fuego de grueso calibre y una cuchilla, en una casa de Villa Adela, atropellando el portón de ingreso y disparando contra la vivienda. En el mismo día, el club del barrio denunció que le robaron el cableado de su cancha, y los vecinos organizaron una marcha para visibilizar la inseguridad que están sufriendo y procurar volver a gozar de paz. Para prevenir futuros episodios violentos, es necesario ubicar a los pistoleros, que quedaron filmados.

El tercer hecho, tal vez menos dramático que los anteriores pero de alto impacto, es que un alumno de una escuela secundaria de Concordia llevó un arma a clase y la mostró a sus compañeros, incluso lo publicó en las redes sociales. Tres hechos simultáneos, graves y que podrían haber tenido consecuencias funestas si no hubieran actuado los vecinos en el incendio provocado por la madre, en la suerte del dueño de la casa de Villa Adela y en que el arma no se disparó en la escuela secundaria de Concordia.

Es necesario abrir bien los ojos antes de que sucedan las desgracias. Los hechos recientes nos previenen que debemos actuar ahora, antes de que sea demasiado tarde. Debemos estar atentos a las señales de alerta y tomar medidas preventivas para evitar que estos hechos se repitan en el futuro. La seguridad de la comunidad depende de todos nosotros y solo trabajando juntos podremos lograr una ciudad más segura y tranquila para todos.