Aya y los niños huérfanos del terremoto de Siria y Turquía: "Hay que reunirlos con sus familias"

Adoptar está desaconsejado porque conlleva riesgos: primero, alejar al niño de su mundo puede tener un impacto psicológico; además, la posibilidad abre la puerta al tráfico de menores.

Internacionales 12/02/2023 Editor Editor
Aya, turquía
Aya, la bebe milagro rescatada entre los escombros.

"La llamamos Aya para dejar de llamarla recién nacida", contaba Hani Marouf, uno de los pediatras que vigila, sin hacer ruido, la pequeña incubadora donde la recién nacida aprende a abrir sus puños cerrados. Aya significa milagro. Tiene unos días de vida y los ojos muy abiertos, como una confirmación de la sorpresa. Todavía con el cordón umbilical, fue sacada de entre los escombros y ahora se recupera en el Hospital Cihan en la ciudad de Afrin. Toda su familia está muerta. Es una de las miles de huérfanos del terremoto que ha matado a más de 21.000 personas en Turquía y Siria. "Uno de los mayores desastres naturales de nuestro tiempo", en palabras del secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres.

Bajo los edificios reducidos a montañas de cemento aún hay un hilo de esperanza. Los equipos de rescate liberaron de entre las ruinas de una casa en el sureste de Turquía a dos hermanos, Mahir, 12 años y Hilal, 8. Habían aguantado casi 100 horas bajo los escombros. Su madre estaba con ellos y, según relata la agencia EFE, los rescatadores la escucharon decir que primero, por favor, salvaran a sus hijos. Ellos están en el hospital, recuperándose. De ella, no había noticias.

Se compartió en redes sociales la noticia de que miles de desconocidos, de todo el mundo, se habían ofrecido a adoptar a Aya, conmovidos por su tragedia, por su cara sonrosada, ajena al dolor. Sin embargo, el director del hospital de Cihan, Khalid Attiah, se había negado mientras existiera una posibilidad de que apareciera algún familiar de la pequeña. Y ocurrió: el tío de su padre fue localizado, según recogía la agencia Associated Press. Él también había perdido su casa y vivía con su familia -11 personas- en una tienda de campaña, pero en principio será quién se haga cargo de la niña cuando sea dada de alta. "Hasta que su lejana familia aparezca, la trataré como si fuera hija mía", dijo, en declaraciones recogidas por la BBC, Attiah.

Adoptar no es recomendable

Mientras las cifras de víctimas aumentan -y lo seguirán haciendo, nadie sabe aún cuánta gente permanece atrapada bajo los escombros- es imposible saber cuántos niños han perdido a sus padres. En la mayoría de las tragedias son los familiares los que se hacen cargo de los huérfanos. Adoptar está desaconsejado y así lo recoge la Convención de la Haya de 1993 de protección de los niños en materia de adopción internacional.

"Los niños y niñas que están solos en una catástrofe es algo que despierta mucha empatía y ganas de ayudar; pero ese impulso de querer adoptar está desaconsejado", confirma Blanca Carazo, responsable de programas de Unicef, la agencia de la ONU encargada de la protección de la infancia, que cita dos razones: la primera "la incertidumbre; es muy difícil saber en esas circunstancias si los padres de ese niño están vivos; y es posible que tenga otros familiares, tíos, quizás abuelos, que se pueden hacer cargo de él", explica. En un momento así de traumático, además, "alejarles de su mundo, de su tierra, de lo que siempre han conocido" puede también suponer para ellos un gran impacto. El segundo motivo, explica Carazo, es que "hay un riesgo alto de tráfico de niños, se dispara el peligro de que esas mafias trafiquen con niños vulnerables".

Así, desde Unicef la prioridad es que esos niños sean lo más rápido posible atendidos y, después, localizados "para reunirlos con sus familias", gracias a una red que ya existe -desde antes del terremoto- y que pone en contacto a hospitales y servicios de protección social locales.

Cuando los menores son algo mayores que Aya y pueden comunicarse, también brindan una información vital para poder dar con algún familiar, o incluso algún vecino. En las primeras horas, se habilitan espacios "seguros" para los niños y sí, pasado un corto tiempo no se encuentra a ningún familiar, entonces se favorece la búsqueda de familias de acogida en el país, explica Carazo. "Hay que ser cautos, estudiar caso por caso y asegurar que esos niños estén protegidos", continúa.

Y en esa protección juega un papel esencial la alimentación, sobre todo cuando se trata de bebés de pocos días o meses de vida. Según un informe de la OMS (de 2019), la mitad de todas las muertes de menores de 5 años ocurrieron en el periodo neonatal: un tercio, el mismo día del nacimiento y cerca de tres cuartas partes, la primera semana de vida.

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