SIN IDEAS, SOMOS DON NADIE.

Es que nos estaban ahogando y las reacciones de los que se quedan sin aire son iguales aquí o en el Puno peruano, allá originan protestas encendidas, aquí somos más tranquilos, hasta que no podemos respirar y cuando ocurre pataleamos y nos aferramos a lo que podemos, por eso titulé en tapa que la medida era “in extremis”, el último y postrer recurso.
Otro tema: la espiral increíble de violencia en Concordia que lleva cobrada tres vidas en enero nos enfrenta a otro problema a resolver rápido antes que el desmadre se vuelva incontrolable.
Ninguna autoridad política o vecinal tiene responsabilidad en los sucesos. No se puede pensar que medidas puede llegar a tomar Gustavo para evitar que a un ciclista que circula por la ruta no lo maten por problemas de vieja data entre el sicario y su víctima, ni tampoco hay que achacarle a Enrique Cresto, que nada podría hacer para evitar ese desenlace, pero algunos creen que sí que se puede.
En la costanera se ideó un operativo de seguridad con intervención de fuerzas federales y a un vecino le descerrajaron varios disparos sin ánimo de matarlo, sino hubieran apuntado más arriba y estaríamos hablando de cuatro, no de tres muertes violentas.
El “Gringo” Azcué que estuvo metido hasta el cuello en estas situaciones dice que hay una responsabilidad política y antes había apuntado contra nuestra ministra de Gobierno y después subió un escalón y le pidió a Gustavo que actúe. Yo tengo un enorme respeto y un cariño especial por el “Gringo” porque fue un fiscal comprometido como ninguno, Osvaldo Sarli, decía que se quedaba días en un auto siguiendo una pista y las investigaciones daban resultados porque logró desbaratar bandas de delincuentes que asolaban barrios enteros y sometían a los gurises a ser soldaditos de la droga y usurpaban casas y cometían todo tipo de tropelías, para meterse en esa cloaca, se necesita compromiso y vocación de servicio.
Debo aclarar, también, que al “Gringo” lo veo desde otra dimensión, la del músico que crea emoción y puede combinar los sonidos para alegría del alma de quien lo escuchan tocando el acordeón.
Pero, el hombre se alejó de su cargo y decidió dedicarse a la Política porque cree que aquí está la solución de los problemas y no en el Poder Judicial que llega cuando ya es tarde, nada se puede hace para remediar las muertes, salvo perseguir con menor o mayor éxito a los asesinos.
El tema, es que no hay un manual, ni un código como si tienen en la Justicia, uno Procesal, otro Penal. Aparte, Concordia, es una ciudad totalmente atípica, acá ningún código funciona, se hace lo que se puede o lo que se quiere y así vamos a los tumbos, sobreviviendo, esperando que nos aflojen la presión del cuello para respirar, como lo ha hecho Gustavo con el aumento del aumento de la luz, pero el quid de la cuestión es: ¿qué hacemos ahora?
El ex fiscal dice que hay que actuar pero no desarrolla un plan, una idea que pueda seguirse desde su óptica sabedora de los problemas del submundo del hampa, el narcotráfico y las miserias humanas que rodea a esta situaciones criminales. Tampoco el Estado, lo desarrolla y cuando lo hace es para aumentar raciones, vales de nafta o establecer más cámaras o el 911. No hay una política anticriminal seria, y se navega en la incertidumbre pero en aguas borrascosas y en medio de tormentas con rayos y truenos.
No tenemos tampoco un brújula nuestra o prestada. No nos animamos a marcar una ruta cuando no tenemos la consideración de los que deciden. Somos Don Nadie, como los miles de por aquí, que esperan que los genios despierten y froten la lámpara para que alumbren las ideas.