Editorial Por: Editor 09/07/2021

¿SOMOS INDEPENDIENTES?

Celebramos hoy el Día de la Independencia, recordando el 9 de julio de 1816, cuando hace 205 años se tomó una de las decisiones más importantes de los representantes del país para emanciparnos de España.

La casa de Francisca Bazán de Laguna, en Tucumán,  fue el lugar donde se produjo este hecho histórico que confirmó la desvinculación oficial con las políticas de las Provincias Unidas del Río de la Plata que dependían estrechamente de la monarquía española.

La fecha y el hecho son importantes y es por este motivo que se celebra como feriado nacional inamovible, sin embargo, no quitándole la trascendencia histórica y simbólica que tiene la fecha es indudable que en más de dos siglos somos políticamente independientes pero no hemos avanzado a serlo en otras facetas de la vida.

Es cierto, que primero se debía dar ese paso en Tucumán, pero establecido luego el gobierno patrio y de las intensas luchas internas que desangraron el país, nos debemos los argentinos lograr la independencia alimentaria y económica de los que manejan los destinos del país desde los centros de poder y que conforman estructuras supra poderes más poderosas que los propios Estados.

Un ejemplo de dependencia alimentaria se da en nuestro país, productor de alimentos para millones de personas que reciben nuestros granos y carne, mientras hay muchos argentinos que no tiene que comer o deben escarbar los contenedores de basura para extraer los desechos que otros tiran para sobrevivir en una afrenta a su propia condición de hombres, mujeres y niños libres.

Esta situación que no es exclusiva de Concordia, como capital nacional de la pobreza, título al que ahora hemos descendido algunos puntitos, pero sin dejar el podio nacional, se extiende por casi toda la geografía de la Patria y nos demuestra que el 9 de julio de 1816 nos sacamos un collar y 205 años después todavía hay argentinos que tienen otro collar que es más asfixiante que el político porque el hambre asfixia y, más aún, cuando un padre ve sufrir a sus hijos y se ve obligado a procurar llenarle la pancita, aunque sea de…basura.

Una cosa es imaginar una situación de estas y otra, muy distinta y cruel es vivirla, escuchando el llanto de chicos con hambre. Hay, por suerte, dedicación de hombres y mujeres solidarios que acuden en auxilio de los carentes y el Estado establece comedores en barrios y escuelas para ayudar en la emergencia.

No es suficiente, la pandemia  ha exacerbado las diferencias sociales y económicas. Hay más indigencia y pobreza y. si no hacemos un verdadero plan de desarrollo, seguirán creándose fábricas de pobres en lugar de industrias para crear fuentes de trabajo dignas y que el hombre no termine convirtiéndose en lobo.

Claro, toda acción genera reacción, más cuando hay una oposición recalcitrante donde todo lo “bueno”, lo ve “malísimo” y esto paraliza las buenas intenciones de gobernantes que quieren hacer. pero ralentizar sus impulsos para no recibir críticas opositoras. De tal manera que somos independientes, claro que sí, pero debemos hacer otra revolución para lograr la independencia alimentaria y social de los argentinos y no podemos esperar que pasen 205 años más. La acción hay que desplegarla hoy cueste lo que cueste y duela a quien le duela. Hasta que ningún argentino no se vea obligado a escarbar en un contenedor sacando basura para alimentar a sus hijos, cuando suceda eso tan simple, habremos efectivamente logrado ser INDEPENDIENTES.

@diarioelsolconcordia

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