Nunca más

El Proceso de Reorganización Nacional llevó adelante una política generalizada de terrorismo de Estado, con centros de detención, tortura y exterminio clandestinos, cometiendo miles de asesinatos, torturas, secuestros, violaciones, robos de bebés y robos de propiedades que en Concordia, tuvo su correlato en el Club de Caza y Tiro, la UP3, la departamental de Policía, el campo de Polo y las instalaciones del regimiento, en cada uno de estos lugares se torturaba, violaba y mataba con total impunidad.

En la cárcel pública, no solamente se torturaba a ciudadanos argentinos, allí eran víctimas de la tortura jóvenes uruguayos que en el cumplimiento del Plan Cóndor eran pasado a nuestro territorio para tratar de sacarles información por medio de la tortura y, se supo, que en Alem 424, una noche de 1977, mataron a una chica uruguaya, de unos 20 y pico de años. Los gritos desgarradores de los torturados, fueron denunciados por los presos, obviamente el Poder Judicial no funcionaba, o mejor aún, los jueces fueron obligados a jurar por el Estatuto de la Revolución y se convirtieron en colaboracionistas de los genocidas y obviamente ninguno se arrepintió, ni fue luego sometido a una investigación para determinar si como tales no deberían ser enjuiciado como cómplices de los asesinos y por su inacción fueron también verdugos.

Alfonsín, institucionalizó la «teoría de los dos demonios».ordenando someter «a juicio sumario ante el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas a los integrantes de la Junta Militar que usurpó el gobierno de la Nación el 24 de marzo de 1976 y a los integrantes de las dos juntas militares subsiguientes». Durante el juicio quedó en evidencia el aparato clandestino de represión y el horror del terrorismo de Estado aplicado como sistema. La clandestinidad de las detenciones, el uso generalizado de apodos y la práctica de saquear las viviendas de los detenidos, fueron reconocidos en los testimonios de los miembros de las Fuerzas Armadas y la policía. Se demostró que el sistema operativo puesto en práctica para la represión ilegal por parte de las juntas militares, que constaba de captura de sospechosos, privación ilegítima de la libertad, interrogatorios bajo tortura, reducción a la servidumbre, deshumanización, clandestinidad y secreto de dichas acciones, y eliminación física de los detenidos, fue el mismo en todo el territorio nacional argentino.

Concordia, sufrió en sus propios hijos este imperio del terror y deberán pasar algunas generaciones para menguar el indescriptible dolor que casi a medio siglo sigue ardiendo en nuestros corazones y en nuestras mentes el recuerdo atroz de las locuras de Dasso y su gente.

Creo, sinceramente, que debemos unirnos porque el dolor compartido se hace soportable. No hay que echar a nadie de la Plaza, ni a Lorena, ni a nadie, hay que abrazarnos para llorar juntos y estrechar filas para que esto no se repita ¡ NUNCA MAS.!