HIBERNAR o COMER

En tiempos de crisis se posterga todo, demoramos la visita al odontólogo, espaciamos las del médico o vamos cuando “no damos más”, dejamos de comprar ropa y nos trasladamos en auto lo menos posible ya que no alcanza el “presupuesto” para consumir nafta “cara”, hemos dejado de comprar las primeras marcas de comestibles y pasamos a las segundas, no comemos carne de ternera y pasamos a la de novillo por su costo.

Editorial 06/02/2024 TABANO SC
hambre

En síntesis “achicamos” todo lo que una familia de clase media hacía hasta hace poco para tratar de sobrevivir a los tiempos que vivimos.

Nada parece suficiente. Ahora, anuncian un nuevo tarifazo de luz, con un incremento del 100 %, antes habíamos reducido el tiempo de prendido del aire acondicionado, ahora deberemos dejarlos inactivo y prender el ventilador, hasta que se pueda, es posible que tengamos también que apagarlo, cuando nos llegue la boleta de la luz.

Se me ocurrió una de esas ideas alocadas que, tal vez, son productos del calor: acortar el tiempo de la crisis: si pudiéramos hibernar un tiempo, hasta que como decía Julio Grondona “todo pasa” y despertarnos en el nuevo país que nos anuncian como si fuera Disneylandia Argentine.

Ocurre, que si fuera posible, y nos durmiéramos por un tiempo, los que se mantuvieran despiertos y activos, encontrarían que les faltaría los alimentos porque quienes los producen y venden, estarían “de siesta” y los que leen esta columna, la encontrarían vacía, porque quien la escribe estaría “descansando”.

En ese escenario irreal, pensé que no podrían estar todos, porque hibernar sería de un alto costo energético y en la “siesta” no estarían invitados los indigentes y pobres, que hoy sobreviven en condiciones indignantes.

El dolor de panza es algo insoportable y en este país que alimenta a gran parte del mundo, hay muchos argentinos que lo sienten y es impostergable saciar ese llamado y aquí miro desde un imaginario dron, como una funcionaria sale a increpar a los manifestantes, diciéndoles que “los voy a atender pero de a uno”, consecuencia, ayer se formó la “cola del hambre” y en lugar de atenderlos de a uno, no atendió “ni a uno”.

Mi dron sobrevoló las más de cuarenta cuadras y lo que vio se puede catalogar como “el juego del hambre”, la funcionaria, juega con el hambre, porque no sabe que es, nunca lo sufrió. Si hiciera ayuno por varios días seguidos, aprendería que el dolor es verdaderamente insoportable y justifica que los indigentes revuelvan los contenedores antes que pase la Kuka y se coman lo que encuentran, este en buen estado o no.

Si se cambiara la rica funcionaria por un especialista del hambre, un famélico de la cola, creo que el hombre distribuiría todo lo que tiene en los almacenes de Capital Humano y cuando no hubiere más, volveríamos al estadio anterior, con la desgracia de que no hay nada para repartir, de todas formas, nuestro hombre habría actuado con solidaridad y el pobre sobrevive hoy, mañana, Dios dirá.

He visto carteles: “Con el hambre no se juega”, es hora que lo entiendan los capangas y sus funcionarios, si no se dan cuenta ahora, seguramente mañana será tarde para ir a rezar al muro de los lamentos.

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