Proverbio chino para enseñar a pescar

El tema, de una joven familia del barrio “El Silencio”, que tenía para comer un pescado a las brasas, que dijo “me lo regalaron”, era minimizar que el hombre ganara un jornal de $ 48.000.- más una prima que lo llevaba a los 90 mil mensuales en la recicladora del Campo del Abasto y se minimizó que tanto él como su mujer están trabajando en el lugar por lo cual, deberían totalizar 180 mil mensuales, lo que no es una suma elevada pero superior a dos salarios mínimos, lo que debería ser suficiente para vivir sin mayores lujos pero dignamente.

El hombre, por ahí, se quejó de que si un día faltaba “me descuentan 3.500 pesos”, lo que lleva a pensar que pretendería que le paguen un salario para descansar en su casa, mientras sus compañeros trabajan y para cubrir su falta alguien debe hacer un esfuerzo adicional y el dicho popular “cansados de vagos” es de estricta aplicación si lo que se pretende es trabajar cooperativamente.

También se quejó que, “antes de la recicladora, sacamos 7000 pesos todos los días y obteníamos cosas de la basura” y el periodista apoyó diciendo que “antes lograban obtener comida de lo que reciclaban”, como si estuviera bien que cualquier ser humano tenga que vivir de los restos de comida que antes obtenían de allí, obviamente no ya sin cadena de frío, sino semi podrido.

Lo que existía “antes” y lo que se ha logrado construir ahora, es un cambio trascendental para mejorar su calidad de vida, aunque no lo pueda apreciar ahora, se está en el alumbramiento de un sistema de recuperación que no tiene peligro para los recicladores, varios de los cuales han muerto aplastado por los camiones, por ganar un lugar antes de la descarga. Por otro lado, la organización del trabajo permite obtener un mayor rendimiento y esto favorecerá posteriormente a los trabajadores con los excedentes que produzca el reciclado.

Para el periodista porteño, venir al Abasto era “la nota” pero al encontrar el moderno Centro de Reciclado, obvió considerarlo y fue a buscar a los que ayer estaban en sus casas y no fueron a trabajar, asando el pescado “regalado” y esto me hizo acordar el proverbio chino que dice: “Regala un pescado a un hombre y le darás alimento para un día, enséñale a pescar y lo alimentarás para el resto de su vida” y es la esencia del Centro de Reciclado, enseñar a trabajar de una forma más humana, sin peligros y con un ingreso mínimo asegurado, es un salto hacia adelante que solo puede encontrar detractores en quienes pretenden lo imposible, como que todos los días alguien le regale un pescado al hombre que se quedó a asarlo en su casa y no fue a trabajar, mañana su mecenas no logra pescar nada y ¿que hará? Quejarse de su mala suerte o de los políticos o dejar de haraganear y cumplir el mandato bíblico de “ganarás el pan con el sudor de tu frente”.