Bordet por Bordet

Este sábado 17 falleció en Paraná Elvio Bordet, ex intendente de Concordia, padre del gobernador Gustavo Bordet. El sitio de Crespo Paralelo 32 reprodujo una entrevista al Gobernador en la que habla de su familia, y en particular de su padre y de cómo influyó en su vida pública.

Concordia19/09/2022EditorEditor
Elvio  y Gustavo Bordet

-¿Cómo llegó la persona de Gustavo Bordet a ser gobernador de la Provincia de Entre Ríos, cuáles fueron sus hitos personales? Un hombre nacido en 1962, que transitó en su primera juventud la parte final del siglo XX, ahora en la parte madura está transitando la primera mitad del siglo XXI, el paso del joven Gustavo a señor Gobernador de la Provincia de Entre Ríos, contador Gustavo Bordet, nacido en Concordia.

-Así es. Nací en Concordia en 1962. Mi papá, en ese momento, era telegrafista y mi mamá, se acababa de recibir de docente en la Escuela Normal de Concordia. Al poco tiempo, nos tuvimos que ir de Concordia porque mi papá era dirigente gremial de los telegrafistas. Era muy joven, tenía veintitantos años, hubo un paro, y el gobierno militar que estaba en ese momento lo dejó cesante por lo que nos fuimos a vivir al pueblo de mis abuelos, Pronunciamiento, departamento Uruguay. Eso para mí fue muy formativo. Estuvimos ahí un período de dos años y el gobierno de Arturo Illia le ofrece a mi padre reincorporarse al Correo. A él le iba muy bien en Pronunciamiento: tenía una sodería, mi mamá daba clases en la escuela de Pronunciamiento, pero eligió volverse a Concordia, para poder completar sus estudios, que efectivamente lo hizo.Terminó el secundario y después se recibió de contador en poco tiempo, hizo una carrera muy rápida. El hecho de tener a mis abuelos ahí en Pronunciamiento y de volver siempre al campo para mí fue muy formativo porque aprendí a ver otra óptica, no solo de una ciudad grande como Concordia sino de un pueblito como era Pronunciamiento en ese momento, hoy ha crecido mucho, conocer otros aspectos de la vida rural del provincia. Después hice la escuela primaria y secundaria.

-Ya en el secundario ¿estuvo militando políticamente? Estamos hablando de la década del 70

-No. En el secundario, no. Siempre fui a escuela pública, en el primario fui a la Escuela Nº 2 Almafuerte, que quedaba a tres cuadras de mi casa, en mi barrio. En el secundario fui a la escuela  Comercio Profesor Gerardo Victorin que me quedaba más lejos, 17 cuadras que las hacía caminando todas las mañanas. Eran épocas muy complejas, había dictadura en ese momento y estaba vedada cualquier actividad política. Fue una etapa muy linda igual, todavía conservo mis amigos de esa época. Éramos un grupo muy unido, no hubo militancia política. La militancia política  comenzó en la facultad. Yo ingreso en la Facultad de Ciencias de la Administración en 1980, y en 1981 comenzamos con un grupo de estudiantes de lo más variado y heterogéneo: bregábamos por un restablecimiento de la democracia en la Argentina, no estábamos hablando de partidos políticos y planteábamos desde lo estrictamente estudiantil reivindicaciones que no solo eran la reapertura de un centro de estudiantes sino de que se eliminen los aranceles -las universidades estaban aranceladas-, y que se eliminen los exámenes de ingreso. Yo tuve que rendir examen de ingreso para entrar, rendí Matemáticas e Historia. Y ahí empezó la militancia política en un momento difícil, porque estaban prohibidas todas las actividades políticas y después de la guerra de Malvinas se precipita todo el proceso de apertura democrática, Y ahí es donde empiezo una militancia, en ese grupo que se había ampliado mucho más grande, empezamos a tener definiciones en lo que después fue la Juventud Universitaria Peronista. Ahí tuve una participación importante: fui consejero directivo en la facultad, electo por el estamento estudiantil y después fui 3 años consejero superior de la Universidad Nacional de Entre Ríos hasta que me gradué, en el año 86 y obviamente al graduarme dejé mi actividad universitaria. Después de que me recibí, pasé un largo tiempo fuera de la actividad política. Me dediqué a mi profesión, en el estudio privado que era de mi papá. Mi padre en ese momento había sido electo intendente en Concordia: hicimos un acuerdo, yo me dediqué 100% a trabajar en el estudio y él se dedicaba a la vida política. Yo habré ido a la Municipalidad (de Concordia), mientras mi padre fue intendente en los 4 años, una vez por año tal vez, a firmar alguna declaración jurada. Siempre se hablaba de política en mi casa. Después estuve un tiempo más dedicado a mi profesión, también trabajé como docente en la Escuela de Comercio Nº  2 de Concordia, daba Instrucción Cívica en quinto año. También en el Iafas en Concordia como contador. Trabajé mucho como perito contable, como síndico de concursos y quiebras en el ámbito judicial. De todo un poco y me gustaba mucho lo que hacía. Después, en el 95, resulté electo concejal en Concordia, ahí estuve hasta el 99. Ahí quedé cuando se acordaban y arreglaban las listas, los acuerdos súper estructurales me habían dejado afuera. Entonces me resistí, fui con una lista corta como se las denomina, saqué un 30 %, era pelear contra los molinos de viento, pero eso me sirvió mucho porque me dio templanza, perdí esas elecciones y seguí trabajando en mi profesión, desde el 99 hasta el 2005. En el 2003 me presenté como candidato a intendente de mi ciudad, éramos 6 candidatos, salí segundo, seguí trabajando en la parte privada hasta el 2005 que sucedió algo que cambió todo, que fue cuando Jorge Busti me convoca para reemplazar en el Ministerio de Salud y Desarrollo Social, porque había renunciado quien estaba a cargo (se refiere a Graciela López de Degani).

-¿Un contador en Salud?

-Me fue excelente.

-¿La relación con los médicos, con la jerga, con los tecnicismos?

-En ese momento el problema que había, que para eso me convocaron, no estaba en Salud, estaba en Desarrollo Social: se habían quemado alimentos, me habían convocado por eso, recuerdo que le dije al doctor Busti que el tema que estaba en Desarrollo Social yo se lo iba a solucionar porque lo conocía y sabía cómo resolverlo pero que de Salud tenía que pedir ayuda. Y ahí tuve un gran maestro que fue Ginés González García, injustamente estigmatizado pero que es un gran médico sanitarista y mejor persona. Aprendí muchísimo, y aprendí que en salud que lo que hay que hacer es asignar recursos. Cuando uno está de la parte pública y esto me resultó muy práctico, quizás lo que más aprendí en el Ministerio de Salud es que hay cosas que no se pueden posponer, porque uno en otra área puede decir “y bueno, esto lo dejo una semana o un mes y no pasa nada”. Pero en Salud si uno lo deja un día o una semana es la vida de una o varias personas. Entonces hay que tomar decisiones rápidas o bajo presión y eso me dio mucha templanza, por eso digo que (me fue) muy bien, porque para mí fue una experiencia interesantísima, poder de algo que desconocía hacerlo entendiéndolo y con mucha pasión. Después de ahí me presenté nuevamente para ser intendente de Concordia, que fue lo que siempre quise hacer, mi desafío en política era ser intendente en Concordia, porque era mi ciudad y quería transformar mi ciudad.

-¿Cuánto había de imposición familiar en esto? Al haber sido su padre intendente.

-No, nunca. Mi padre nunca incidió en mis decisiones. Al contrario, cuando empezaba a militar, en el año 81, porque él se enteraba que andaba en reuniones que eran clandestinas, no le gustaba para nada. Después me decía que le dé prioridad al estudio y no a la actividad política, lo que mi padre siempre me insistió es que estudie, él tuvo la posibilidad de hacerlo de grande por eso me decía que la juventud era un tiempo muy valioso para estudiar y en eso me había insistido. Lo que a mi me sirvió mucho fueron dos cosas: primero que mi padre, si bien le tocó gestionar en una época muy difícil, eran los dos últimos años de Alfonsín y los dos primeros años de Menem, con hiperinflación, dejó una buena gestión y un buen recuerdo en la población, eso me benefició mucho, un capital que mi padre dejó, pero a su vez a mí me generó una gran responsabilidad porque no podía defraudar lo que mi padre me había legado. Nunca tuve presiones en ese sentido ni mandatos familiares.

-Hay una parte más conocida de Bordet, en la intendencia, Bordet en la gobernación, cuando llega con esa capacidad de desarrollo ejecutivo en la intendencia después le toca la gobernación algo mucho más complejo, al final del camino de intendente o gobernador, cuando hace el balance ¿todo lo que pudo hacer era todo lo que se había planteado? ¿Logró hacer las cosas que necesitaba hacer? Y la otra pregunta es ¿la política desgasta demasiado por aquello que es las disputas cotidianas, los conflictos?  Cuando uno puede pensar es la actividad de ir haciendo cosas, inaugurando cosas? 

-Primero como intendente y lo digo modestamente, no lo digo con soberbia que no es mi característica, hice mucho más de lo que podía imaginar que podía lograr en mi ciudad, en mis expectativas, no sé en las de los vecinos. Pero en mis expectativas fue mucho más lo que pude desarrollar y lo hice con muchísima pasión y me encantaba hacerlo. La tarea de intendente requiere una gran atención, una gran intensidad, mi teléfono hasta el día de hoy figura en guía. Cualquier reclamo llamas al teléfono fijo, incluso mi celular que hoy tengo es el mismo que tuve toda la vida, nunca lo cambié, es el mismo celular de siempre. 

-Crespo por ahí tiene un plus que es tener una buena imagen a nivel provincial y nacional, a Concordia le juega en contra su propia imagen, ¿cuánto hay de realidad en cuanto a eso de la capital de la pobreza o del desempleo?

-Hay una gran estigmatización. Concordia es una ciudad hermosa, es una ciudad pujante, de crecimiento. Concordia es una ciudad que a diferencia de la capital de la provincia, que no es por hablar mal de Paraná, porque Paraná es una ciudad extraordinaria, no tiene administración pública, crece al amparo de la actividad privada. Concordia tuvo una época de esplendor. El doctor Laurito (José, exvicegobernador) siempre me dice que en el censo de 1860, que fue el primer censo que se hizo en Entre Ríos, Concordia era la quinta ciudad de Entre Ríos en cantidad de habitantes, y a principio de siglo era la segunda ciudad. Era una ciudad muy pujante, de mucho progreso, pasaron muchas cosas a partir de la construcción de la represa Salto Grande, que cambió la matriz de la ciudad. A la represa Salto Grande vinieron 7 mil trabajadores, tenían sueldos altos y mucha gente renunció a los trabajos que tenía para ir a trabajar a la represa. Cuando la represa se terminó, toda esa gente que había venido ya había constituido su familia en el lugar, se quedaron ahí, mucha gente que había perdido el empleo no lo recuperó y además viene un proceso con la salida del gobierno de la dictadura militar donde se cierra Pindapoy, donde se cierra Ferrocarriles Argentinos, el ramal Urquiza, la gerencia estaba ahí en Concordia con 2.000 trabajadores. En el año 79, el frigorífico. Mi abuelo paterno era jubilado de ahí; había 1.800 empleados. Hubo un proceso fuerte de desempleo privado que después, en el tiempo, cuesta mucho recuperar y esto generó cinturones de pobreza en la ciudad. Pero Concordia, si uno lo ve con lo que representa en turismo, en movimiento económico, desarrollo económico es una ciudad muy importante, es una ciudad donde los índices de violencia o delictivos, si uno analiza la estadística, no varían mucho que en cualquier otra ciudad de la provincia. Sí existe en Concordia un cinturón de pobreza muy importante que hay que atender y que hay que resolver, muy complejo, porque además la economía de Concordia está basada en el trabajo temporario que es la cosecha de citrus, que por suerte con la llegada del arándano se prolonga y viene mucha gente de otros lados a trabajar, de Corrientes, del norte, de Chaco, temporarios que después se quedan, por eso hay crecimiento demográfico en las ciudades grandes. Es una ciudad muy linda, de gente de trabajo, como cualquier otra. Se ha estigmatizado porque dicen la ciudad más pobre del país, pero de cuántas: ¿de 32, que es la que mide la encuesta permanente de hogares? Esta encuesta mide 32 ciudades de todo el  país, no es la totalidad, entonces uno ve programas que vienen y buscan situaciones de pobreza en Concordia. Cuando yo voy a Capital Federal veo gente durmiendo en la calle en pleno barrio residencial de CABA, no es ese dicho que “mal de muchos consuelo de tontos”, simplemente es que se ha estigmatizado y se ha hecho de esto una cuestión que no es la realidad. Cualquier persona que va a Concordia se va a encontrar con personas amables, con gente de trabajo en cualquiera de los lugares que visite. 

-De hecho Entre Ríos es una provincia de gente amable y de trabajo

-Absolutamente, y Concordia no es la excepción.

-Muchos argentinos descendemos de los barcos dice aquella historia, el apellido Bordet, ¿de qué barco descendió?

-Mi familia Bordet vino con la inmigración suizo francesa y también piamontesa que vino a la colonia San José, en Colón, San José y Villa Elisa. Allí llegaron mis bisabuelos. Se instalaron muy cerca del Palacio San José, cerquita hay una escuela, si uno pasa cerca, a 2 km del Palacio, justamente mis abuelos habían donado esa parte para la escuela. En esa escuela estudió mi bisabuelo; y después hay una parte de mi familia paterna que es una familia de apellido Crepi que habían venido de la misma zona, Alta Saboya en Francia muy cerca de la frontera con Suiza. Ellos vinieron en 1888 y ahí es donde tengo mis vínculos familiares con Francia a través de esa familia que hasta el día de hoy nos comunicamos. Y de parte de mi mamá, el abuelo de mi mamá vino de Italia como a los veintipico de años, montó una industria en Concordia, de apellido Corbella, montó una industria de tanques australianos, molinos, bebederos. La casa donde yo vivo era la casa de mis bisabuelos, es una casa de más de 130 años, de los Corbella, y por eso tengo ciudadanía italiana, hace muchos años la saqué, y bueno, de ahí viene el origen de mi familia.

- ¿Cuánto queda de aquella Argentina de comienzo del siglo XX en lo que estamos viendo en el país?

Son países completamente distintos porque hay matrices diferentes, en ese momento Argentina era una potencia agroexportadora de materias primas, había una industrialización incipiente en el país, Carlos Pellegrini había diseñado un modelo industrial que va a demorar muchos años, y esa Argentina del centenario de 1910 era una Argentina de opulencia en determinados sectores y en otros sectores esa riqueza no llegaba. Era una Argentina donde más de un tercio de la población era extranjera, habían venido de distintos lugares y corrientes inmigratorias y muchas de ellas acá a Entre Ríos, por eso nuestra provincia tiene esa particularidad de ser una provincia con una multiculturalidad importante. Lo ve en su naturaleza, lo ve en los gauchos judíos, con los alemanes del Volga, o los franco suizos que vinieron, con la gente criolla que también forjó esta provincia, con una característica, un distintivo federal muy fuerte que hasta el día de hoy perdura, eso lo hicieron no solo Pancho Ramírez o Urquiza sino también grandes guerreros como Crispín Velázquez o el General Galván o López Jordán, grandes militares y políticos que dejaron esta impronta en la provincia de Entre Ríos. Tenemos una gran provincia, y si ustedes me preguntan del futuro, por características, porque hay un electorado muy exigente que vota a quien mejor lo representa, a veces pasa en ciudades que gana para candidato a intendente  uno y gana otro de otro partido político para gobernador, me ha pasado en muchas ciudades, a veces se gana para gobernador en elecciones desdobladas y en elecciones generales se pierde después, esto es muy bueno porque habla de que hay calidad democrática. Vivimos en una provincia con todas estas características, de calidad democrática, de  multiculturalidad, de una multiplicidad de cadenas de valores productivas, creo que el futuro de esta provincia realmente es muy bueno y además también me olvidaba decir con una estructura en oferta educativa que es muy pero muy buena, Entre Ríos tiene muchas universidades, tiene la UNER, tiene UADER, tiene la Universidad Tecnológica, tiene un sistema de universidades privadas que ayudan mucho porque la educación es una sola, todo suma y todo ayuda.  En Entre Ríos hay 1106 escuelas primarias, no todas las provincias tienen tal cantidad de escuelas y muy bien distribuidas en todo el territorio, es una provincia con grandes oportunidades que entusiasma, para el futuro para quienes nos sucedan.

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