“Prevenir, mejor que curar”
Los secuestros de armas de todo calibre y poder de fuego en poder de personas de todas las edades en Concordia, se titula en la página 3 de la edición en papel: “Concordia, como en el lejano oeste: Sobran armas de todo calibre y poder”, aunque hay diferencias fundamentales: los cowboy ahorraban munición, acá se la desperdicia disparando al aire; los pobladores del lejano oeste estaban armados (aún hoy la ley americana permite la posesión de armas de fuego) por los peligros del territorio en que se encontraban muchos poblados por indios y forajidos de dudosa calaña, aquí los poseedores de armas de fuego no las tienen para defensa sino para agresión.
El último dato, muy importante, es que los americanos de esa época épica de la conquista del oeste americano NO SE DROGABAN, a diferencia de lo que ocurre hoy ñ, donde la mayoría de los que poseen armas de fuego en esta Concordia las utilizan bajo el poder de sicofármacos.
Eso explica que un hombre huya y lance todo tipo de cascotes contra un móvil policial, que no estaba borracho ni sufría de una enfermedad psiquiátrica al momento de la agresión, sino que se cree inmune a la detención y arremete contra los funcionarios, producto evidente de que está obnubilado por la ingesta de drogas que desenfoca su realidad, lo que lo lleva a despabilarse ahora en una celda de la Alcaidía, aunque la abstinencia lo llevará a gritar como el “Penado 14” antes de ser llevado a presencia del juez, imputado de posesión de arma de fuego de guerra y con las altas prestaciones que se le reconocen a la pistola semiautomática 9 mm.Bersa Pro y el poder de fuego de un cargador de 16 balas, otro suplementario de 8 e incluso una bala en la recámara, en una pistola que iguala o mejora las armas que porta la propia Policía.
Por otro lado, aquí, quienes no consiguen armas, las fabrican y se ha comprobado que, pese a su pésima construcción, tienen poder para causar daño. Son las clásicas “tumberas”, como las que llevaban los menores de 15 y 16 años, que fuera secuestrada por la Policía en compañía de un revólver calibre 22 largo y un cuchillo -pequeño arsenal- que en manos de estos chicos, se supone, los utilizarían para malandanzas pues ninguna actividad legal activarían con estas “herramientas”.
Evidentemente, hay un mercado negro de venta de armas de fuego y de munición pues cualquiera que legalmente quiere comprar munición debe ser legítimo usuario, demostrarlo con el carnet al día y registrarse como comprador, un trámite que en estos secuestros de armas del fin de semana, obviamente, ninguno realizó.
Preocupa, sobre todo, que un infractor (por ahora) posea una pistola 9 mm. Pro, con esos 2 cargadores con 16 balas, otro con 8 y una bala en la recámara. La información policial no informa si tiene la numeración limada (lo que demostraría que fue “robada”) o, si la tiene, a quién pertenece realmente. De lo que hay que estar seguro es que el infractor no fue a la armería a comprarla y tampoco adjuntó toda la documentación necesaria para adquirir un arma de uso civil condicional, por lo que es altamente probable que el poseedor la haya sustraído a un oficial de cualquiera de las fuerzas de seguridad, con lo cual se puede seguir el hilo de un delito mayor, sacando no solo el arma de las calles sino al que jala el gatillo, ambos son peligros latentes de hechos de sangre y muerte.
Este finde se ha dado un golpe importante a la delincuencia vernácula con los secuestros de tantas armas, hay que felicitar cuando la Policía trabaja bien, y así lo hizo. Siempre es mejor “prevenir que curar.”
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