Editorial Por: Editor 29/05/2021

De Cementerios y Médicos

Quisiera por estos convulsionados días que nos toca atravesar, escribir ideas sobre la vida, como mejorar los sistemas de salud para preservar la vida de los gurises que nacen y los que viven bajo condiciones de extrema necesidad, en la seguridad de que podríamos hacer mucho por ellos, si nos lo propusiéramos.

Lamento que estemos más ocupados con el triste espectáculo de la muerte. En contabilizar número de infectados, en la escalofriante cifra que sube en espiral hasta números increíbles, y que nos acongoja como a todos los que no solo pensamos en nosotros mismos, sino en los que nos acompañan en esta aventura de vivir, por fortuna, acompañados.

            Sin que nadie me invitara, sabiendo tal vez que no soy afecto a reuniones en las que se dan -como en el “salón de los pasos perdidos”- o como decía un general muy conocido que tenía “una vieja costumbre militar, levantarse temprano, al p… pero temprano”, se me ocurrió ya que no tenemos plata para hacer el hospital de Niños que quiere hacer el “Sordo” Medina y que, algún día, se hará realidad y lucharemos para lleve su nombre y el de Fermín, como homenaje a su férrea decisión de hacerlo realidad, peleando contra los molinos de viento, como el Quijote, solo, sin Sancho Panza que lo acompañe, que es oportuno al menos de ir pensando en el lugar donde descansarán los que nos dejan por la Pandemia y los que fallecen por cuestiones naturales.

            Tal vez, sería hora de que Alfredo, que no podrá inaugurar el Hospital de Niños del “Sordo” Medina, al menos pueda inaugurar un nuevo Cementerio para Concordia. Algo bonito, con mucho parque, césped tipo avena -verde- y con instalaciones sencillas para cremación y los demás servicios necesarios para que todos y todas podamos despedir a los que se van antes que nosotros descansen en un lugar que sea agradable visitar para recordar que no olvidamos a los nuestros que se fueron al cielo y a los que tenemos la esperanza cristiana de reencontrar algún día.

            Otra cuestión que va en el sentido que el “Sordo” piensa y comparto en cuanto a la salud pública, es en la necesaria formación de médicos y ayer a la mañana le envié un whassapp a Juan Carlos Cresto, persona con la que estuve mucho tiempo enemistada por diferencias del momento, para interesarlo en una idea que puede llevarse a la realidad pensando que fue JCC quien creo el Instituto Becario Provincial.

            Le escribía diciéndole que se podría instrumentar un sistema de becas que cubriera a todo aquel estudiante secundario que tenga las mejores calificaciones, para bancarle toda la carrera de medicina. Con un centro de alojamiento en los lugares en donde se dicta las cátedras, un comedor universitario y todo lo necesario para que puedan estudiar y recibirse de médicos, devolviendo la inversión -que debería hacer el Estado- en horas de trabajo en un hospital público.

 No me refería a dos o tres alumnos, sino a cien mejores alumnos, renovados anualmente para tener unos 20 o 30 médicos recién recibidos por cada año y en distintas especialidades: Intensivistas para las UTI, traumatólogos, cirujanos, alergistas, en fin, un semillero de profesionales que son mucho más necesarios que los que hoy se reciben -en otras profesiones- y andan manejando autos de alquiler porque no encuentran que hacer.

Como el “Sordo” no me cansaré de exponer ideas, tal vez alguien, con el poder de llevarlas a la práctica, las copie y diga “se me ocurrió una gran idea….”, lo aplaudiría porque no quiero ser dueño de aquello que no puedo llevar a la práctica desde el llano, sino generar un ámbito que obligue a pensar a los que pueden motorizar algo positivo para sí y para los demás, como muchos jóvenes que no saben que hacer cuando terminan la secundaria y encontrarían una salida para sus deseos de progresar en la vida, devolviendo el esfuerzo del estado, con su trabajo personal en un hospital público, una vez recibidos de médicos. 

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