Editorial Por: Editor 19/01/2022

“ZAFARRANCHO DE COMBATE”

Las cifras nos marean. Ya ni nos acordamos cuántos infectados tenemos, ni si esa cifra es total o una parte, cuántos son graves y necesitan asistencia mecánica respiratoria, cuando son leves y pueden cursar la enfermedad en su casa.

Como toda Pandemia estamos inmersos en un Pandemónium de datos, cifras, opiniones de expertos y de neófitos que se dan de expertos y de antivacunas que terminan infectados y mueren por ser fieles a su “libertad de conciencia” y por hacer “de mi cuerpo lo que yo quiera”.

Es apabullante el exceso de información y de opiniones, algunas airadas, otras alocadas y basadas en datos que no se ajustan a la verdad y son entendidos como si fuera la verdad rebelada en la biblia y el calefón.

En un navío de guerra hay varias partes que llevan el nombre de ‘rancho’. Entre ellas cabe mencionar el lugar donde se alojan los miembros de la tripulación en situación normal, es decir, cuando no están en combate. Pero también se llama ‘rancho’ a cada uno de los grupos de marineros que se forman para mantener la disciplina y distribuir las tareas del barco.

Cuando el capitán de un buque de guerra da una orden de zafarrancho de combate, los marineros deben abandonar sus posiciones en el rancho, o sea, zafarse de él y prepararse para la lucha, la visión de la orden es de un alocado correr de un lado a otro para adoptar la posición de combate, algunos en defensa y otros en ataque.

Esto es lo que parece estar aconteciendo pero, a su vez, increíblemente hay pasajeros que no son marineros (ni personal de salud) que siguen su vida normal y no se percatan que las balas pican cerca, ni que hay varias personas que han caído muertos por el ataque del enemigo, como es invisible, lo que se observa es el cuerpo humano, destruido por el ataque, encerrado en un saco negro de plástico y conducido de urgencia a sepultar sin ceremonias.

En otros casos, se sabe que han muerto o cayeron enfermos atacados por el virus, amigos o familiares pero hay un pensamiento optimista que a ellos les pasó por distintas causas: estaba viejo, tenía cirrosis, no comía bien, era asmático, etc., etc., pero la verdad es que todos podemos caer bajo la influencia del virus y no podemos seguir bailando en la cubierta del Titanic.

En Francia ayer la cifra realmente fue increíblemente alta y Argentina no anduvo tan lejos porque aquí los datos no son bien cargados, se demoran, hay fallas humanas, en fin, porque somos un país del tercer mundo y no somos afectos a contabilizar caso por caso, tampoco porque tenemos medios para hacerlo, o ganas. Por las causas que sean, los casos en Argentina son mayores a los que reflejan las estadísticas.

Cuando las cosas pasan a miles de miles, contabilizar diez o veinte mil más para arriba o para abajo, no cambia el resultado y la verdad es que estamos en pleno ZAFARRANCHO DE COMBATE.

Alístese rápido, vacúnese y prepárese para recibir el “pepazo”, el único escudo que tenemos es la vacuna. No hay otra. Y asumir que hay que hacer algo, adoptar una posición defensiva, evitará males mayores. 

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