
Se metió preso solo, vio la Policía y vino mansamente a decir que era el dueño de una tumbera de mala muerte.
Parece el chiste del hombre que asalta con una canilla de pobre que estaba. En este caso, y en otros, los cacos se las arreglan para fabricar tumberas, pero ésta que se ven en las fotos distribuidas por la Policía, la construcción del "arma" es tan precaria que dificilmente salga un disparo para adelante en tan deficiente construcción, donde las uniones se hicieron con cinta de embalar. Lo extraño en este caso es que, según el relato, de la gacetilla policial, el dueño del miserable artefacto se entregó a la Policía diciendo "es mía", tal vez quiso ir preso.