
La muerte de Jesica Noemí Bravo no solo sacudió a Concordia por su brutalidad, sino que expuso, una vez más, el rostro más crudo de un sistema judicial que parece funcionar únicamente cuando el hecho ya está consumado. El martes, en el barrio Llamarada, una joven fue asesinada dentro de su propia casa. Hoy, su familia llora frente a Tribunales, exigiendo respuestas que debieron llegar mucho antes.