UN MUNDO COMPLICADO

A esto, le agregamos las angustiantes noticias que vienen del resto del mundo como lo que ocurre en Afganistán donde miles pujan por abandonar el aeropuerto de Kabul para no quedar encerrados con los talibanes y volver a la edad media, principalmente las mujeres de todas las edades, que vendrán a convertirse en las esclavas del nuevo régimen.

En las costas de las islas Canarias  sucede otro desastre humano con el arribo de migrantes que vienen en improvisadas barcas sobrecargadas de gente, algunas de las cuales caen al mar y desaparecen. Ayer asistíamos con dolor cómo un chico lloraba desconsolado la pérdida de sus padres, desaparecidos en el fondo del mar.

Llegamos a Israel donde ya se consideraba –casi como aquí- “derrotado” el coronavirus y se habían adoptado medidas públicas como abandonar el uso del barbijo y debieron dar marcha atrás a toda máquina. Los judíos que tienen alta tecnología fueron quienes ahora alertan que las vacunas no tienen un efecto duradero y que van perdiendo su eficacia con el paso del tiempo, por lo cual ya han decidido una tercera dosis de refuerzo, al igual que otros países, previsores y que incluyen a menores que hasta ahora no se vacunaban porque no estaban dentro de los considerados “de riesgo”, pero con la variante Delta, sí se los incorpora y se los vacunará.

Pasamos por Estados Unidos, donde los casos nuevos de coronavirus vienen fluctuando entre 70 y más de 100 mil diarios y la mayor parte son de la variante “Delta” y donde la situación se complica por las personas que deciden no vacunarse y ponen en peligro a las demás.

Y así si seguimos revisando lo que está ocurriendo en el mundo, en nuestro país y aquí mismo, nos damos cuenta que nos ha tocado compartir un tiempo en la vida bastante complicado en la historia de la humanidad, tal vez comparable con una guerra mundial, pues aquí también caen diariamente miles de víctimas inocentes enfrentándonos a este enemigo invisible, silencioso y mutante que no sabemos que variante nueva adoptará, obligándonos a reprogramar vacunas y refuerzos, ocupándonos primordialmente de la Pandemia que utiliza muchos recursos que podrían ocuparse en desarrollar nuestros pueblos, pero deben emplearse y está bien que así sea en prevenir.

Tal vez, por eso nos permitimos poner una pequeña cuota de humor, tal vez inusual, pero necesario para aflojar las tensiones y reírnos de nosotros mismos.