HIJOS DE PUTA

Es absolutamente cierto que rondan a nuestro alrededor personas que gozan por causar daño al prójimo, algunos porque quieren demostrar que cumplen a rajatablas el mandato demencial de desarmar el Estado y entienden que lo logran echando a las cocineras de los comedores o cerrando los CDR y otros porque gozan simplemente siendo hijos de puta.

Editorial 06/03/2024 TABANO SC
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Seguramente, algunos de ellos irán a golpearse el pecho en alguna iglesia, pero la mayoría son agnósticos por el colapso de los modelos teológicos, el tema del Mal fue desvaneciéndose, y lo terminaron de liquidar los humanistas, para quienes ese tipo de fenómenos ocurre en el plano de la ética. Sin embargo basta leer cualquier portal de internet o las páginas de los diarios, de cualquier lugar del mundo, para descubrir algo que ya sabíamos, la perversidad del ser humano supera ampliamente al cáncer, el Alzheimer y las enfermedades del corazón, puestos todos juntos en arruinar la vida.

Con esto quiero decir que la hijaputez no es un atributo especial del concordiense, sino que hay una hermandad universal donde el gran maestre de la orden de los hijos de puta, está -como el diablo- en uno y en varios lugares a la vez, sus designios apenas son insinuados para que los hermanos diseminados por la tierra, concurran a hacer sus hijaputeces.

Hay, distintos grados, un ladrón que roba para comer, es un hijo de puta para la víctima, tal vez para el dueño de un supermercado, donde una lata de picadillo, hurtada por el ladrón que no pasó por la caja, le signifique una pérdida económica de algunos pocos pesos, pero para el caco, acosado por el dolor de panza que causa el hambre, que le quiten la latita y lo manden a la Alcaidía es comprobar que todo el mundo es hijo de puta, calificación de la que no se salva el fiscal, los policías que lo capturaron y los guardias que, le alcanzan el plato de guiso que traen de la cocina de la central, es comprensible.

Ahora, que se han reproducido, como hongos,  quienes detentan algún grado de poder y una teoría que siempre comparto con ustedes es la de Montesquieu, contenida en la frase: “Todo el que tiene poder, tiende a abusar de él”, de tal manera que honrarán su poder ejerciendo de la forma más conveniente para demostrar quien es más hijo de puta.

Ojo, la maldad no es patrimonio exclusivo de ladrones , en la cárcel encontrarás más bondad que en los Tribunales, porque el sufrimiento se hace menos doloroso cuando es compartido y nadie se prende fuego porque no le dan pelota. Hay suicidios, pero para dejar de sufrir, no para llamar la atención de los que tienen anteojeras y están siempre ocupados.

El tema de la reproducción acelerada de hijos de puta, es preocupante, cada vez son más y amenazan nuestra supervivencia como seres humanos que quisiéramos vivir en paz, nada más, pero nos obligan a defendernos de su maldad y ocupan el tiempo que nos queda de vida en tratar de defendernos de sus hijaputeces. No es nuevo, la historia nos da cuenta de muchos de ellos y la actualidad, con lo que sucede en Gaza, nos demuestra la universalidad de la calificación, con la matanza de hombres, mujeres y niños, centenares de miles condenados al hambre y la desesperación, los hijos de puta reinan en el mundo.

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