No somos pobres

Un claro ejemplo es la citricultura, el productor invierte trabajo, tiempo y esfuerzo y está a expensas de los juicios laborales en la única industria que marcha con propulsión atómica, además de los submarinos de última generación. Al intentar vender los frutos de su esfuerzo se encuentra que se están importando naranjas del exterior y que debe vender al precio que le fijan los compradores y cobrar como ellos impongan.
Concordia, comparativamente, se parece a San Diego, California, que recibe a miles de inmigrantes desde Tijuana, en México, en busca de mejores oportunidades laborales pues aquí, los índices de desempleo lo demuestran, hay trabajo y el impulso que dio el intendente ETC a la infraestructura de servicios como el agua potable y cloaca, extendiéndola por toda la ciudad, la trascendental obra de convertir un basural en un Centro de Reciclado, el Aeropuerto de Concordia, la pavimentación de la salida de Villa Zorraquin por Magnasco hacia la ruta 14, la nueva planta de potabilización, la reconstrucción de las plazas y un listado interminable de obras, han creado el efecto multiplicador de estas obras y mejoran la calidad de vida de todos.
Si a esto, le sumamos, la extraordinaria red de atención sanitaria que abarca todos y cada uno de los barrios de la ciudad, comedores comunitarios que entregan raciones a todos los que lo necesitan y planes diversos para sobrevivir, no vivimos en el Paraíso, pero tampoco estamos siquiera en el Purgatorio.
Aparte, quienes eligen venir a vivir en Concordia es porque aquí hay vida, movimiento, esparcimiento, lugares espectaculares para disfrutar sin necesidad de gastar un peso. Una costanera hermosa y extendida sobre el río Uruguay, se puede pescar, disfrutar del lago de Salto Grande y hay escuelas por doquier, universidades públicas de acceso libre para los hijos de quienes abandonan pueblos fantasmas después que le sacaran el ferrocarril y pueden ir a pasear en familia por una peatonal que si bien no es la Avenida de los Campos Elíseos de París, atraen por igual a aquellos que quisieron mejorar su vida y fueron atraídos hacia Concordia.
Acá se los ha recibido con los brazos abiertos y en total CONCORDIA y seguiremos ese legado ancestral de seguir recibiendo la inmigración interna sin asustarnos de que se nos considere en el primer puesto de pobreza, en el reducido concierto de un poco más de treinta ciudades de Argentina, porque podemos ser pobres económicamente hablando pero ricos en solidaridad, esfuerzo y comprensión, estas virtudes no suman, ni restan, en los índices del INDEC pero están aquí, presentes y son la esencia de una ciudad que no por nada se llama CONCORDIA.
En lo interno, ayudaría a que en lugar de criticas vanas, la oposición ponga el hombro y que JUNTOS logremos el CAMBIO o mejoramiento de los índices económicos sin resignar esos valores esenciales a los que me referí antes, lo demás son globos de colores que se pinchan o sirven para un rato, nada más.