Editorial TABANO SC 03/02/2023

COSAS DE “GRINGOS”

Néstor Toller, el cura que prendió la mecha de la inseguridad en Concordia, no solo tiene la cara de “gringo” sino que es un gringo con todas las letras, como quien escribe.

Resulta que Néstor es tan pariente que mi hijo Dardo, vendría a ser su primo segundo, e incluso tiene sus mismos rasgos, lo que le dije personalmente hace unos meses, la primera vez que lo veía en mi vida.

Y los “gringos” de esta zona del norte entrerrianos tenemos características comunes, provenimos de antepasados que vinieron a hacerse la América y fueron ubicados en las diferentes colonias agrícolas a las que supuestamente el Estado ayudaría para que produzcan, abandonados a su suerte y se cagaron de hambre para producir en lugares que no tenían alambrados, agua ni vacas para cuidar, salvo una lechera y uno que otro buey, había que arremangarse para sacar de esa tierra virgen alguna producción, todo a mano, arando con el buey, sin tractores ni otra maquinaria de las que hoy se conocen, solos para levantar sus ranchos de adobe y para hacer una perforación para sacar agua con un balde, cavando a pala hasta llegar a la napa.

Consecuencia de las peripecias que vivieron nuestros antepasados “gringos” y sus decepciones, mezclado con las luchas de esas épocas contra las langostas, el bajo precio que recibían por lo que podían producir en sus chacras y quintas, surgió en los hijos y después en los nietos de los colonizadores un sentimiento de resentimiento en muchos y de mística en otros, que llevó a que Seminarios y Conventos recibieran de estas zonas la mayor cantidad de pupilos que serían luego ministros de la fe católica: curas y monjas y uno de los cuales resulta ser Néstor.

Pero otros, en este temperamento cimentado en añares de soportar injusticias, fueron dirigentes combativos que decidieron, de alguna forma, cristalizar esta decepción ancestral y manifestarse cortando la ruta 14 en Chajarí y allí junto a un hombre de gran sombrero que luego sería el Senador Piana, surgía la figura de un gringo de Santa Ana, conocido como el “Negro” Toller, que llevaba la voz cantante de la desesperación y la expresaba con vehemencia en defensa de los intereses de los productores, estaba dispuesto a luchar y se ponía al frente de los manifestantes, para algunos era “un loco”, para otros un “desesperado” y para mí, el hombre que concentraba en su figura las decepciones, las mentiras y los ninguneos que desde el Estado habían hecho a sus abuelos y padres, era un líder natural, que quería reivindicar al pequeño productor, que le saquen la pata de la espalda y que los dejen producir y no los maten con impuestos y pongan un precio sostén a la producción.

El ”Negro” después, fue funcionario de Montiel del área de la Producción pero terminó volviéndose a su chacra no logró que el gobierno autocrático de entonces le diera bolilla y pegó la vuelta a su Santa Ana.

Néstor, el cura que prendió la mecha, tiene su sangre y en su ministerio, aparte de impartir la fe, denuncia con vehemencia inusitada la situación en la que estamos inmersos en cuanto a la inseguridad, que son coincidentes con las de la oposición en sport. Aunque no es un gurí, cumple el mandato del Papa de que “vayan y hagan lío” y hizo explotar una bomba, cuyas esquirlas todavía no se sabe donde han ido a parar y si los responsables y destinatarios del mensaje alcanzaron a tirarse cuerpo a tierra para evitar el impacto y permanecen ahí, por las dudas.

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