#NoSoyMascota: cómo es la campaña para desalentar la tenencia de fauna silvestre como animales domésticos

El comercio ilegal de animales silvestres vivos es una grave amenaza para la biodiversidad y las personas. Tres organizaciones protectoras se unen para mostrar esta realidad y generar conciencia sobre los riesgos de tener estas especies en los hogares.

Sociedad23/09/2023EditorEditor
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Un animal silvestre no puede ni debe ser considerado mascota.

La venta de animales silvestres vivos es una de las principales amenazas para la biodiversidad y la salud pública. Se trata del cuarto negocio ilícito más grande del mundo y afecta a más de 135 especies en la Argentina, de las cuales al menos 20 se encuentran peligro de extinción. Muchos de estos animales son vendidos como mascotas sin que, en muchos casos, las personas sepan el daño que les causa al propio ejemplar y a sus hábitats y el riesgo potencial que implica para ellos mismos y sus familias.

Con objetivo mostrar esta realidad y generar conciencia para combatir una de las principales causas de pérdida de biodiversidad, el tráfico de vida silvestre, fue lanzada esta viernes la campaña #NoSoyMascota, impulsada por la Fundación Temaikén, el Instituto Jane Goodall Argentina y WCS Argentina, que a nivel global lidera la AZA-Wildlife Trafficking Alliance e International Fund for Animal Welfare (IFAW).

La iniciativa busca generar conciencia sobre los peligros de las enfermedades que pueden transmitir estos animales, ya que hay quienes ignoran que la tenencia es ilegal y perjudicial y degrada los ecosistemas. Así estas instituciones, se unieron en busca de comunicar, difundir y educar a través de mensajes sobre el comercio ilegal de los tres grupos de especies más afectados: aves, tortugas y monos.

De esta forma, la iniciativa tiene como objetivo desalentar la demanda y advertir a posibles compradores sobre los riesgos para la salud animal y humana y del cuidado especializado que requieren estos animales.

Lo que hay que saber sobre la tenencia de fauna silvestre

1- Pérdida de biodiversidad. El tráfico de vida silvestre es la segunda causa de pérdida de biodiversidad en el mundo. Según la Brigada de Control Ambiental, del Ministerio Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación, el ranking de las especies más traficadas está integrado por la tortuga terrestre, el loro labrador, el tucán, el flamenco y las aves pequeñas. “También es creciente la cantidad de felinos y monos traficados, como el caí y el carayá negro y dorado. La extracción masiva de estos animales de la naturaleza provoca desequilibrios importantes en todo el ecosistema“, indicó Laila López Gouland, Coordinadora del Comité Ejecutivo del Instituto Jane Goodall Argentina.

2- Riesgo de zoonosis. Al sacarlos de su ambiente natural, los animales silvestres pueden transportar y dispersar patógenos, como virus, bacterias y hongos, en nuevos ambientes y poner en riesgo la salud humana. Esto se agrava por las condiciones extremas de deshidratación y hacinamiento en las que son transportados. “Se estima que el 75% de las nuevas enfermedades descubiertas en la última década son de origen zoonótico. La diseminación de este tipo de enfermedades, como el COVID-19 y la viruela del mono, se intensifica por el tráfico de animales silvestres, la destrucción de sus hábitats y el cambio climático. Si conservamos a la fauna en sus ambientes naturales, podemos terminar con la posibilidad de ‘salto’ y evitar futuras pandemias”, explicó Carina Righi, Coordinadora de Lucha contra el Tráfico de Vida Silvestre de WCS Argentina.

3- Números alarmantes. Se estima que de 10 animales capturados, solo 1 sobrevive. “Si bien existen centros de rescate especializados que brindan apoyo a las autoridades nacionales y provinciales, la cantidad de animales decomisados supera la capacidad para albergarlos con las condiciones de bienestar que requieren. Por eso, es fundamental trabajar con la comunidad en educación y sensibilización. De esta manera, las personas podrán evitar poner en riesgo su salud, la de los animales y la del ambiente en el que vivimos”, indicó Paula Gonzalez Ciccia, Directora de Conservación y Educación de Fundación Temaikén.

Las recomendaciones de la campaña #NoSoyMascota

1- Informarse antes de decidir: no comprar animales silvestres. Al pensar en comprar o adoptar una mascota, asegurarse de tener información sobre su origen y legalidad.

2- Prestar atención a lo que se comparte en redes sociales: como usuarios, evitar promover involuntariamente actividades ilegales o dañinas.

3- Actuar proactivamente: denunciar la venta ilegal de vida silvestre y ayudar a otras personas a comprender que ciertos animales no son mascotas.

A pesar de la gravedad del tráfico de fauna, en Argentina existen muchos vacíos de información; los datos sobre la problemática como áreas de mayor extracción, tránsito y comercialización son insuficientes y requieren ser sistematizados. También es necesario fortalecer Estrategias Nacionales que aborden la problemática; capacitar y formar fuerzas de control, fiscalización y vigilancia; mejorar la coordinación nacional y transnacional para combatir el tráfico de vida silvestre; y proponer mejoras y nuevas leyes para proteger la vida silvestre de este delito en el país.

¿Cuál es la diferencia entre un animal silvestre y uno doméstico?

El principal contraste entre los seres vivos de compañía y los salvajes radica en su relación con los humanos. Los animales de compañía coexisten con nosotros porque requieren de nuestra ayuda para cubrir sus necesidades básicas. Por otro lado, los seres vivos salvajes viven sin la necesidad de la presencia humana y deben mantenerse en su entorno natural; no requieren de la asistencia de las personas para su rutina cotidiana. Al remover a un individuo de su entorno, tanto las comunidades como los ecosistemas resultan impactados.

¿Por qué un animal silvestre no es mascota?

Un animal silvestre no puede ni debe ser considerado mascota. Para que un animal pueda ser mascota tiene que ser una especie doméstica. Esto requiere de muchos años de convivencia de la especie y el ser humano. Pasado ese tiempo, la especie requiere de los cuidados del ser humano para vivir y ya no puede vivir libremente en la naturaleza.

¿Por qué no tener animales silvestres como mascotas?

La demanda y consumo de animales silvestres incentiva el tráfico de fauna silvestre. Al sacarlos de sus ambientes, se alteran sus poblaciones y los ecosistemas de los que forman parte. Muchos animales silvestres son portadores de enfermedades y si entran en contacto estrecho con personas o animales, podrían transmitirlas. Además, tienen instintos naturales que pueden afectar seriamente el bienestar de personas o animales domésticos en el hogar.

Los animales silvestres sufren y se estresan en el momento de la captura, durante los traslados, su comercialización y después. Se estima que de 10 animales capturados, solo 1 sobrevive para ser traficado. Requieren una nutrición especial que solo se encuentra en sus hábitats naturales y es difícil reemplazar.

¿Cuáles son las especies más traficadas en la Argentina?

Más de 100 especies de aves, 20 de reptiles y 15 de mamíferos de Argentina son afectados por el tráfico de fauna. De todas ellas, unas 20 entran en una categoría de amenaza. Las principales especies objeto del comercio ilegal de las cuales se tiene registro son:

1- Aves: Cardenal común (Paroaria coronata), Cardenal amarillo (Gubernatrix cristata), Federal (Amblyrhamphus holosericeus), Tucán común (Ramphastos toco), Rey del bosque (Pheucticus aureoventris), Loro hablador (Amazona destiva), Urraca paraguaya (Cyanocorax chrysops).

2- Reptiles: tortuga terrestre (Chelonoidis chilensis), tortuga terrestre de patas rojas o yabotí (Chelonoidis carbonaria).

3- Mamíferos:

-Monos: carayá negro y dorado o aullador negro y dorado (Alouatta caraya), caí negro (Sapajus nigritus), caí de las Yungas (Sapajus cay)

-Felinos: Puma (Puma concolor), ocelote (Leopardus pardalis), gato montés (Leopardus geoffroyi).

¿Es posible reinsertar la fauna rescatada en la naturaleza?

La mitad de los animales vivos, que provienen de decomisos, no se logran reinsertar en la naturaleza. Muchos mueren enseguida porque llegan en condiciones de deshidratación y hacinamiento. Se estima que de 10 animales capturados, solo 1 sobrevive para ser traficado.

Historias de rescates

Las historias siguientes, son casos en los que intervinieron los profesionales de Temaiken y dan una idea concreta del efecto destructivo que tiene la adopción de animales silvestres como mascotas.

—Angá: mona carayá

Angá es una de las monas carayá (Alouatta caraya) que hoy habitan en el Bioparque Temaikén. Pasó toda su vida como mascota pero la familia que la había “adoptado” decidió contactarse con las autoridades de fauna para darle un futuro mejor, junto a otros ejemplares de su especie. Cuando llegó a Temaikén, Angá rechazaba la dieta adecuada para su especie y estaba malnutrida. Tenía lesiones consecuentes con un cautiverio en condiciones de vida inadecuadas: fracturas, dientes enrasados, lesiones en la piel y falta de pelo en la cintura porque llevaba puesto una correa de perro. Tenía serios trastornos comportamentales, no dejaba de gritar al ver a otros monos, se tiraba en el piso y mordía diferentes partes de su cuerpo.

Con el transcurrir del tiempo y sumado al trabajo incesante de profesionales comprometidos en brindarle un futuro mejor, fueron apareciendo otros comportamientos favorables y afortunadamente pudo llevar una vida social acorde con los de su especie e inclusive tuvo crías, que crió exitosamente y con las que hoy convive. El caso de Angá, que no pudo volver a su hábitat, representa el 95% de los rescates de su especie. Cada caso es diferente: cada individuo y cada historia es evaluada para darle un presente y un futuro mejor.

—Mona mirikiná

En septiembre de 2009, ingresó al Hospital Veterinario de Temaikén un mono mirikiná también conocido como mono de noche, por sus hábitos nocturnos. Llegó muy desnutrido y con un cinturón en su abdomen. Había sido tomado como mascota, por lo que se encontraba muy familiarizado con las personas. Los veterinarios observaron que sus comportamientos estaban cambiados, ya que era muy activo durante el día, algo extraño en un mono nocturno.

Los veterinarios realizaron rápidamente las curaciones necesarias y a medida que pasaba el tiempo se fue recuperando. Luego, especialistas en comportamiento y bienestar animal comenzaron a promover comportamientos propios de su especie y promover su bienestar. Es decir, se ofrecen nuevas experiencias para estimular su comportamiento natural, algo que había perdido. Si bien actualmente se encuentra en muy buen estado de salud, los especialistas -junto a las autoridades- evaluaron que su regreso a la naturaleza no es posible. Su vida correría peligro porque no tiene ciertos comportamientos esenciales para su supervivencia.

 —Tortuga carbonaria

Las tortugas terrestres son uno de los animales más traficados. En Argentina, hay varias especies. Una de las que ingresó al Hospital Veterinario de Fundación Temaikén, tras una situación de mascotismo, tenía signos de haber vivido en condiciones inadecuadas que necesita un reptil de este tipo. Pero lo que más llamó la atención de los veterinarios es que no se trataba de las especie más usualmente traficadas sino que era una tortuga carbonaria, especie amenazada, que presentaba una distocia, es decir, una dificultad para poder poner huevos, posiblemente por vivir en un mal ambiente o tener un mal mantenimiento.

Esos huevos retenidos se sobrecalcifican y deforman sin ser expulsados, mientras se continúan formando nuevos huevos. En este caso, se le acumularon en el interior 16 huevos, similares a pelotas de ping pong, que representaban casi un 40% de su peso. Fue necesario practicarle una cirugía para remover los huevos. La tortuga se recuperó pero, debido a su cuadro, perdió la capacidad de reproducirse. Tener animales silvestres como mascotas puede afectarlos de formas que no podemos imaginamos. Los animales silvestres no son mascotas.

—Tortuga africana

La tortuga africana no es autóctona de Argentina, proviene del sur del desierto del Sahara, en África. Esta tortuga, luego de ser incautada en San Rafael (Mendoza), viajó hasta Buenos Aires en la bodega de un avión, que fue acondicionada especialmente para su bienestar.

Cuando llegó a Fundación Temaikén, se le realizó un chequeo clínico que incluyó una revisación completa, radiografías, análisis de sangre y análisis coproparasitológico. Se constató que el ejemplar de tortuga Centrochelys sulcata no presentaba signos de enfermedad, que pesaba 62 kilos y que se trataba de un macho de más de 20 años.

La tortuga ahora es un habitante más del Bioparque ya que por cuestiones sanitarias y comportamentales, no puede regresar a su país de origen. Hoy comparte el ambiente con otras tortugas de África. Se adaptó muy bien y los profesionales han podido corroborar que experimenta un excelente bienestar.

—Mau: puma

Mau - una puma (Puma concolor) hembra- fue encontrada en septiembre de 2016, suelta en una calle de Pilar (Pcia de Buenos Aires), con un collar en su cuello. Fundación Temaikén acudió a su rescate ante un llamado del Departamento de Zoonosis de esa localidad y quienes la hallaron creen que se escapó de una casa donde la mantenían ilegalmente como mascota.

Cuando fue rescatada, Mau tenía entre 6 meses y 1 año, estaba malnutrida y sus patas, además de tener malformaciones por la alimentación deficiente, no tenían garras. Se las habían quitado.

A pesar de que mejoró su estado de salud con los cuidados que se le brindaron, no estaba apta para volver a su hábitat natural debido a las secuelas causadas por el mascotismo y cuidados inadecuados. De esta manera, Mau se convirtió en un animal embajador de su especie para que nos cuente su historia y así poder comprender el impacto de nuestras acciones en los animales que nos rodean, enseñándonos a respetarlos y conservarlos.

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