La historia de la primera condena contra Sabag Montiel y Brenda Uliarte: el tenso cara a cara y el clima en la sala

Judiciales 16/06/2023 Editor Editor
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Brenda Uliarte y Fernando Sabag Montiel, en el juicio oral en el que fueron condenados.

Fernando Sabag Montiel y Brenda Uliarte, acusados de haber intentado matar a Cristina Kirchner, enfrentaron este jueves su primer juicio juntos. Y también su primera condena. Los sentenciaron a un año de prisión en suspenso. No se habló del ataque a la Vicepresidenta, pero pareció la antesala de lo que podrá ser ese caso cuando se ventile en un debate oral en Comodoro Py 2002. También sirvió para conocer cómo son y cómo están los imputados por el intento de homicidio de CFK.

Hoy, la pareja no se habla. Brenda lo trata de “ex” y le parece “injusto” estar enfrentado esta acusación. Lo dijo cuando el fiscal Carlos Cearras terminaba de pedir para ambos una condena de año y medio de prisión efectiva. Sabag Montiel, en cambio, discutía las pruebas. Y también “despegaba” a Brenda de este delito. Fue lo mismo que hizo en la causa por el atentado.

La defensa reclamó absoluciones. Pero el Tribunal Oral Federal 5 de San Martin resolvió fijar la pena en un año, en suspenso, e imponerle una serie de pautas de conducta. Al escuchar al juez pronunciar la pena, Brenda Uliarte cruzó unas palabras con su abogado defensor, Carlos Telleldín. Sabag se quedó mirando al frente. A los pocos minutos los vinieron a buscar. Volvieron a la cárcel de Ezeiza, donde están aislados desde septiembre pasado.

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El ingreso de Sabag Montiel al tribunal.

El escenario de la sede del Tribunal Oral Federal 5 de San Martín ya anunciaba un día intenso. “¿Buscas el tribunal? Lo vas a reconocer porque está lleno de policías?”, le dijo a Infobae uno de los vecinos de la zona. Los detenidos ya habían llegado y esperaban que el juez Hector Sagretti, a cargo del debate, diera inicio a la audiencia para juzgarlos por la tenencia del DNI que se encontró en la casa de Sabag Montiel en un segundo allanamiento en el marco de la causa en donde se lo investiga por el intento de asesinato de Cristina Kirchner.

Era una situación bizarra. Es que el debate no se trataba de ese atentado contra la vicepresidenta, el expediente que esta semana fue elevado a juicio por la jueza María Eugenia Capuchetti y que aún no se sabe cuándo podrá comenzar.

La discusión aquí era solo por la existencia de tenencia de ese documento, encontrado en una gaveta de la casa de Sabag. Y por eso se traslucía la por momentos incomodidad de los experimentados funcionarios judiciales que participaban en el debate de un caso que, de no haber sido por esta trascendencia, se habría resuelto con un juicio abreviado.

La sala de audiencias era pequeña. Para el público había solo nueve lugares. Ocho estaban ocupados. Tres eran periodistas. No había ningún familiar de los acusados acompañándolos. El primero en entrar a la sala fue Sabag Montiel, con el casco en la cabeza y el chaleco que se hizo famoso en los traslados de los detenidos kirchneristas a Comodoro Py 2002. Tenía una campera bordo y un pantalón roto. Se sentó, tomó varias veces agua y miró directo al público. También a los fotógrafos que buscaron retratarlo.

Cuando la sala ya estaba casi llena, fue el momento de entrar para Brenda. Su flamante abogado, Telleldín, ya la estaba esperando desde temprano. También con casco y chaleco, Uliarte tenía un pulover de plush del mismo color que Uliarte. Llevaba un jogging rosa y zapatillas lilas. Le sacaron el casco y con la espalda erguida se preocupó por acomodarse una y otra vez el pelo revuelto, que ya no lucía anaranjado como en las fotos en las que posaba con el arma. Brenda buscó de reojo saber quiénes estaban siguiendo el debate.

“Señor Sabag Montiel y señora Uliarte. Presten atención a toda la audiencia pero especialmente al momento de la imputación”, les dijo el juez del caso. Ahí se formalizó que ambos estaban acusados por la tenencia ilegítima de un DNI. El juez les dijo que podían declarar en la causa en el momento en que quisieran, que podían o no contestar preguntas pero que sí debían responder sus datos personales.

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Brenda Uliarte, en las fotos en las que posaba con el arma que intentó matar a CFK.

Brenda fue la primera. Caminó cinco pasos hasta la silla frente al tribunal. “¿Va a prestar declaración o se va a negar?”, le dijo el juez. “Voy a prestar declaración”, adelantó. Dijo su nombre completo y su dirección. Pero ahí no habló de la casa de Sabag, sino del domicilio de sus padres, en San Miguel. Contó que tenía 23 años, que había terminado el secundario y que estaba haciendo CBC para medicina. Cuando el fiscal Cearras le preguntó si tenía algún empleo antes de ser detenida, ella respondió: “sí, de vendedora ambulante en Capital Federal”. “¿Y qué ingreso tenía?”, requirió el fiscal. “Era un trabajo de fines de semana... Eran cada día 100 mil pesos”. “¿Cómo?”, disparó Cearras para ver si había entendido bien. “100 mil pesos”, repitió.

Telleldín mantuvo silencio en toda la audiencia. Su socia en la defensa, Sabrina Mansilla, le preguntó a Brenda si vivía en la casa de Sabag, eje de la estrategia. Si Brenda no vivía allí, no podía ser acusada por la tenencia del DNI. “Iba a veces a la casa de mi ex pareja pero no vivía ahí. Iba de vez en cuanto”, afirmó.

“Si quiere declarar, hágalo libremente”, la invitó el juez. “ Emmm -dijo-. Declaro que si bien yo mantenía un vinculo con Sabag, yo iba y venía. Mi dirección real era en San Miguel. Ahí tenía algunas pertenencias, una computadora. De ese DNI no estaba al tanto, hasta que me enteré porque me llegó la causa, pero no estaba al tanto”. Se hizo un silencio. Parecía estar pensando. El juez le preguntó si iba a decir algo más. “Quería saber….”, comenzó a decir Brenda. Y se interrumpió. “No, mejor no, nada más”.

El juez entonces volvió a querer saber si iba a responder preguntas de las partes. Ella dudó. Y aceptó. Cearras le preguntó cuánto hacía que conocía a Sabag Montiel. “Ehhhh hace unos meses antes de ponernos en pareja. Lo conozco unos cuatro meses antes de ponernos en pareja, en el 2022. Empezamos a salir recién en agosto”. “¿En abril?”, calculó el fiscal. La respuesta fue afirmativa. Detalló que lo conoció en una fiesta en provincia y que de ahí comenzaron a verse. Pero que la frecuencia de encontrarse dos o tres veces por semana comenzó en agosto. El atentado contra CFK fue el 1 de septiembre. Según ella, “nunca le tocaba nada porque sentía que no era mi casa para tener que tocar algo que no era mío”. De ahí volvió a su asiento.

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Sabag Montiel enfiló hacia la silla frente al juez. Contó que antes de ser detenido, llegó a tercer año de Ciencias Económicas. Las defensas no hicieron preguntas. El fiscal sí. Al igual que a Brenda, le preguntó de qué vivía antes de caer preso. “Tuve un tiempo de varias cosas, era remisero, tenía mis autos, tenía empleados... Después los últimos cuatro meses fui vendedor ambulante”. “¿Vendedor ambulante de qué?” fue la consulta. “De algodones. Eso fue cuatro meses nada más”. Explicó que sus ingresos consistían en el alquiler de la casa a su nombre, los autos y su trabajo. Solo del alquiler eran 60 mil pesos por mes.

En su declaración, Sabag se declaró inocente, sin decir esa palabra, y exculpó a Brenda. Explicó que el DNI lo había encontrado en la calle unas semanas antes de ser detenido abajo del Puente de Constituyentes y General Paz, en Capital Federal, cuando iba a tomar un colectivo; que su intención era devolvérselo al titular pero que el DNI no tenía un domicilio porque vivía en la zona de las islas de Tigre, sin especificar la calle; y que lo rastreó en Facebook pero no lo encontró. Tampoco entendía por qué lo estaban acusando de tener un documento que el dueño había perdido en 2018 y que ya no servía porque había sido reemplazado.

Cuando le preguntaron desde cuándo conocía a Brenda, Sabag respondió que hacía siete años. En ese momento Brenda se agarró la cabeza y comenzó a hablarle en voz baja a sus abogados. Sabag siguió sin enterarse de lo que ocurría a sus espaldas.

“Pero eso no interfiere el tiempo que estuvo en mi casa, no cambia nada. A ella no la perjudica porque ella no sabia realmente del DNI”, subrayó. Según explicó, Brenda “venía y se quedaba a dormir, hacía otras cosas y cuando podía se retiraba”. El fiscal resaltó que Brenda había dicho que se conocían desde el año pasado. “Nos conocemos hace siete años, salir es otra cosa. Tuvimos una amistad esporádica, pasamos tiempo juntos, después tuvimos un tiempo que no nos vimos”, acotó Sabag.

Fue el momento de escuchar a los testigos. La defensa buscó desistir de todos, pero el fiscal pidió oír a tres: al dueño del DNI y a dos policías que participaron del procedimiento. Francisco Antonio Almada, dueño del DNI, entró a la sala de audiencias y confirmó que el documento lo había perdido en 2018 en un recital de Divididos en el Hipódromo de Palermo, junto con el registro del auto, la cédula y la billetera. Como perdió todo, al día siguiente se hizo un nuevo documento. Nunca hizo la denuncia policial. Hubo un momento extraño. Sabag quería preguntarle, pero el abogado defensor le explicaba que el testigo ya había consultado. El testigo se quería ir. Cuando lo liberaron, Almada dijo: “tienen retenido mi DNI. A quién se lo pido”. Hubo risas disimuladas en la sala.

Llegó el momento de los alegatos. El fiscal Cearras tuvo por probado que tanto Sabag Montiel como Brenda debían responder por la tenencia ilegítima del DNI. Para el Ministerio Público, no era creíble que Sabag lo tuviera desde hacía pocos días y lo hubiera querido devolver. También descartó que Brenda fuera “cada tanto” a la vivienda: “ella moraba en esa habitación. Se encontraron pertenencias de ella. De modo tal que sus dichos son un intento por mejorar la situación de este caso en particular. Está acreditado que vivía en el domicilio, se conocían y hace mucho tiempo”, afirmó Cearras.

Por su educación, sus condiciones de vida y el proceso que enfrentan por el intento de matar a Cristina Kirchner, “un delito que tiene mayor gravedad que lo que estamos aquí juzgando”, Cearras pidió una condena a un año y medio de prisión para los dos y el pago de las costas.

La defensa de Brenda lo rechazó. Dijo que no estaba acreditado su participación en el hecho. “El vínculo comenzó un año antes de la fecha. Él vivía solo. Haberse quedado a dormir no es suficiente para justificar el conocimiento de la tenencia de ese documento”, dijo la abogada. Y añadió: “Si no fuera por un personaje de interés público, ni siquiera veo suficientes argumentos para sostener la acusación”. El defensor oficial de Sabag Montiel también pidió la absolución. “Si mi asistido sostiene que el documento fue encontrado semanas antes de ser encontrado y que lo iba a devolver, es el Ministerio Público el que debe demostrar lo contrario”, advirtió.

El juez le dijo a los acusados que era su última oportunidad para expresarse. Sabag volvió a hablar para insistir en que no podía devolver el DNI porque no tenía un domicilio. “Pero bueno, está bien, muchas gracias”, dijo.

Brenda también habló: “quería decir que me parece totalmente injusto porque yo nunca toqué ni supe del DNI. Me parece totalmente injusta la condena. No tenía ni idea. Es más. Tenemos empleada doméstica que iba a limpiar tres veces por semana”. La idea de decir “tenemos empleada doméstica” cuando había insistido en que no vivía en esa casa pareció un derrape a último momento.

Eran las 12 y el presidente del tribunal citó a las partes a las 13.30. Se demoró un poco la lectura, hasta que el juez anunció la condena a un año de prisión. Esta vez los últimos en salir de la sala de audiencias fueron Brenda y Sabag. Otra vez con sus cascos puestos, rumbo a la cárcel de Ezeiza.

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