Enfermera entrerriana logró su pensión como veterana de la Guerra de Malvinas

La heroína es oriunda de la localidad de Enrique Carbó, departamento Gualeguaychú. A lo largo de los años participó en diversas misiones internacionales de paz.

Sociedad 09/04/2023 Editor Editor
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Con la representación de los abogados Lucio Leneschmit y Corina Beisel, la entrerriana Alicia Reynoso se convirtió en la primera y única de la provincia en obtener una pensión como veterana de la Guerra de Malvinas.

Ella fue la primera mujer en obtener el DNI con la leyenda ex combatiente heroína de Malvinas y la primera mujer en entre Ríos en obtener la pensión que otorga la ley 9216 dentro de la provincia.

Alicia Mabel Reynoso es una enfermera nacida en Enrique Carbó, departamento Gualeguaychú, y durante la Guerra de Malvinas en 1982, se desempeñó en el hospital móvil de campaña de Comodoro Rivadavia como personal civil de la Fuerza Aérea.

Lucio Leneschmit, abogado, expresó: “Alicia se acercó al estudio para que junto con la doctora Corina Beisel podamos ayudarla a acceder al beneficio de la “Pensión héroes entrerrianos”, agregó “fue un trámite largo”.

Alicia Reynoso había ingresado a la Fuerza Aérea en 1980, en el marco de un programa de prueba piloto de incorporación de mujeres. En 1982 ya había obtenido el grado de Cabo Principal.

Recuerda que las catorce enfermeras que en su momento fueron embarcadas hacia Comodoro Rivadavia en el marco del conflicto bélico tenían entre 22 y 25 años. “Los soldados se asombraban cuando veían a una mujer con uniforme verde oliva. Para ellos fuimos madres, amigas, primas, hermanas. Ayudamos a contenerlos. Muchos, cuando se sentían mejor, querían volver a las islas para acompañar al compañero que había quedado en la trinchera. Eran leones de 18, 19 años”, recuerda.

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Junto a sus compañeras solían llamar a las familias de los heridos para tranquilizarlas y decirles que sus seres queridos estaban bien. "En esas situaciones, se aprende a curar no sólo las heridas del cuerpo, sino también las del alma”, agrega.

Luego de la guerra, la enviaron a Córdoba. Estudió en el Escuadrón de Cursos Especiales que funcionaba en la Escuela de Aviación. Obtuvo el grado de alférez. En 1986 se casó, pero como lo hizo con un subalterno, debió renunciar a su grado. La reincorporarían como personal civil.

En 2004 y 2007 participó de dos misiones de los Cascos Azules en Haití, en el mismo hospital de campaña que se había armado durante la Guerra de Malvinas, el que a lo largo de los años participaría en diversas misiones internacionales de paz. (R2820)

En 2009 inició un juicio al Estado ya que no se la reconocía como ex combatiente porque no participó en acciones bélicas dentro del Teatro de Operaciones del Atlántico Sur (TOAS). "Fue un juicio largo y tedioso, junté documentaciones que me las pedían en papel, lo que demoró mucho porque la Fuerza debió buscar 40 años atrás y se demoró once años porque por una u otra cosa siempre pasaba o faltaba algo", detalló.

Recién el 7 de mayo del 2021 recibió la sentencia de la Cámara Federal de Seguridad Social que confirmó su derecho de "percibir los beneficios para los ex combatientes del conflicto del Atlántico Sur". 

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"Cada una de las que estuvimos en 1982, desde su profesión, dijimos sí y dimos algo cuando la patria llamó, tuvimos el honor de haberla defendido en ese momento", señaló. A pesar de haber defendido la patria en ese momento y sufrir "el horror, el olor y el dolor de una guerra" como detalla, tuvo que luchar más de 30 años para obtener los reconocimientos, y enfrentarse con personas que las difamaron y agredieron.

"No nos nombraban, nos habían olvidado y tuvimos que levantar nosotras las banderas por la visibilidad", recordó Reynoso y señaló que por esa lucha surgieron "algunos que nos difamaban, nos decían que éramos truchas, nos agredían" pero también empezar a aparecer en la sociedad preguntas como "ah, ¿estaban las mujeres en Malvinas?".

Desde 2014, los veteranos de la Guerra de las Islas Malvinas tienen en sus documentos de identidad una leyenda en la parte superior del frente que los identifica como tal, reconocimiento que también queda plasmado en las licencias de conducir.

Inmediatamente al ganar el juicio comenzó los trámites para tener en el DNI la leyenda, pero "al ser de Entre Ríos demoró un poco más", y tuvo complicaciones ya que le llegaban ejemplares sin la leyenda, o con la leyenda en masculino. Más que un reconocimiento, "es una deuda de honor porque todavía hay compañeras que faltan reconocer, mujeres que dieron algo por la patria", contó la enfermera.

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