Todo lo que tenés que saber de la vacuna de Moderna contra el Covid-19

En su ensayo clínico demostró que tiene una tasa de eficacia del 94,1% en la prevención del COVID-19 y un reciente estudio resaltó que protege contra diferentes variantes de preocupación.

Nacionales 12/07/2021 Editor Editor
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Argentina acaba de anunciar que firmó un acuerdo con Moderna para la compra de 20 millones de vacunas contra el coronavirus. Se trata del primer contrato que permitirá recibir inmunizaciones basadas en la plataforma ARN mensajero y habilita la posibilidad de obtener durante este año una donación de dosis por parte de Estados Unidos.

Moderna, un desarrollador de vacunas con sede en Massachusetts, se asoció con los Institutos Nacionales de Salud de los EE. UU. (NIH) para desarrollar y probar una vacuna contra el coronavirus conocida como ARNm-1273. Un ensayo clínico demostró que la vacuna tiene una tasa de eficacia del 94,1% en la prevención del COVID-19.

La vacuna de Moderna requiere dos inyecciones, con 28 días de diferencia y su uso está recomendado por los CDC para personas de 18 años de edad o más

Eficaz contra variantes de preocupación

Hasta el momento, hay dos vacunas de ARN mensajero contra el COVID-19 autorizadas en el mundo. Una de ellas fue desarrollada por las empresas BioNTech de Alemania y Pfizer de los Estados Unidos. La otra inmunización fue elaborada a partir de investigaciones de científicos de los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos y es comercializada por la empresa biotecnológica Moderna. Ese tipo de vacunas enseñan a las células del organismo humano a producir una proteína, o incluso solo una porción de una proteína, que puede desencadenar una respuesta inmune si la persona queda expuesta a la infección por el coronavirus.

La vacuna de Moderna ya fue autorizada en 54 países en el mundo. El Gobierno de Argentina acaba de firmar un acuerdo con ese laboratorio para comprar dosis aunque se deberá contar el visto bueno de la agencia regulatoria local ANMAT antes de ser aplicadas en la población. En los ensayos clínicos del año pasado, la vacuna de Moderna demostró que daba una alta protección contra el coronavirus para reducir el riesgo de complicaciones y muerte. Ahora se conocieron más datos sobre esa inmunización ante la aparición de las variantes de preocupación.

La vacuna Moderna fue 100% efectiva contra la variante Alfa del coronavirus, que había sido detectada en septiembre del año pasado en el Reino Unido. También se descubrió que esa vacuna es 96% efectiva contra la variante Beta a los 14 días de la aplicación de la segunda dosis, según un estudio de personas vacunadas residentes en Qatar. El estudio fue publicado este viernes 9 de julio en la revista especializada Nature Medicine.

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Una porción del coronavirus

El virus del SARS-CoV-2 está repleto de proteínas que utiliza para entrar en las células humanas. Estas proteínas llamadas “espiga” o “de pico” son un objetivo tentador para potenciales vacunas y tratamientos.

Al igual que la vacuna Pfizer-BioNTech, la vacuna de Moderna se basa en las instrucciones genéticas del virus para construir la proteína de espiga.

ARNm dentro de una capa de aceite

La vacuna utiliza ARN mensajero, material genético que nuestras células leen para hacer proteínas. La molécula - llamada ARNm para abreviar - es frágil y sería cortada en pedazos por nuestras enzimas naturales si se inyectara directamente en el cuerpo. Para proteger la vacuna, Moderna envuelve el ARNm en burbujas aceitosas hechas de nanopartículas lipídicas.

Debido a su fragilidad, las moléculas de ARNm se desmoronan rápidamente a temperatura ambiente. La vacuna de Moderna necesitará ser refrigerada, y debería ser estable hasta seis meses cuando se envíe y se almacene a -4°F (-20°C).

El ingreso a la célula

Después de la inyección, las partículas de la vacuna chocan con las células y se fusionan con ellas, liberando ARNm. Las moléculas de la célula leen su secuencia y construyen proteínas de espiga. El ARNm de la vacuna es finalmente destruido por la célula, sin dejar ningún rastro permanente.

Algunas de las proteínas de espigas forman púas que migran a la superficie de la célula y sobresalen por sus puntas. Las células vacunadas también rompen algunas de las proteínas en fragmentos, que presentan en su superficie. Estos picos salientes y fragmentos de proteínas de espiga pueden ser reconocidos por el sistema inmunológico.

Descubriendo al Intruso

Cuando una célula vacunada muere, los restos contienen muchas proteínas de espiga y fragmentos de proteínas, que pueden ser absorbidos por un tipo de célula inmune llamada célula presentadora de antígenos.

La célula presenta fragmentos de la proteína de espiga en su superficie. Cuando otras células llamadas células T colaboradoras detectan estos fragmentos, las células T colaboradoras pueden dar la alarma y ayudar a reunir otras células inmunes para combatir la infección.

La fabricación de anticuerpos

Otras células inmunes, llamadas células B, pueden chocar con los picos del coronavirus en la superficie de las células vacunadas, o con fragmentos de proteína de espiga flotante. Algunas de las células B pueden ser capaces de fijarse en los picos de proteínas. Si estas células B son activadas por las células T colaboradoras, comenzarán a proliferar y a emitir anticuerpos que se dirigen a la proteína de espiga.

Detener al virus

Los anticuerpos pueden adherirse a los picos del coronavirus, marcar el virus para su destrucción y prevenir la infección bloqueando los picos para que no se adhieran a otras células.

Matar las células infectadas

Las células presentadoras de antígenos también pueden activar otro tipo de célula inmune llamada célula T asesina para buscar y destruir cualquier célula infectada por un coronavirus que muestre los fragmentos de proteína de espiga en su superficie.

Recordando el virus

La vacuna de Moderna requiere dos inyecciones, con 28 días de diferencia y su uso está recomendado por los CDC para personas de 18 años de edad o más. El intervalo de los 28 días se pensó para preparar el sistema inmunológico lo suficientemente bien para combatir el coronavirus. Pero debido a que la vacuna es tan nueva, los investigadores no saben cuánto tiempo puede durar su protección.

Es posible que en los meses posteriores a la vacunación, el número de anticuerpos y células T asesinas disminuya. Pero el sistema inmunológico también contiene células especiales llamadas células B de memoria y células T de memoria que pueden retener información sobre el coronavirus durante años o incluso décadas.

Inmunidad a largo plazo

Un estudio científico reportó a fines de junio que las vacunas de Pfizer y Moderna desencadenan una reacción inmunológica que puede proteger durante años contra el COVID-19, lo que postergaría la necesidad de recibir dosis de refuerzo.

“Es una buena señal de lo duradera que es la inmunidad de esta vacuna”, dijo Ali Ellebedy, inmunólogo de la Universidad de Washington en San Luis que dirigió el estudio, publicado en la revista Nature. En declaraciones a The New York Times, el científico indicó que la investigación solo analizó fórmulas que usan la tecnología de ARN mensajero, pero añadió que espera que la respuesta inmunitaria de estas vacunas sea mayor.

Los investigadores reclutaron a 41 personas (ocho de ellas con antecedentes de COVID) que habían recibido las dos dosis de Pfizer y extrajo a 14 de ellas muestras de los ganglios linfáticos varias veces: a las tres, cuatro, cinco, siete y 15 semanas después de la primera dosis, para analizar la evolución de la respuesta inmunológico y las llamadas “celular de memoria”, que se entrenan para reconocer y combatir el virus.

El equipo descubrió que 15 semanas después de la primera dosis de la vacuna, el centro germinal seguía siendo muy activo en los 14 participantes, y que el número de células de memoria que reconocían el coronavirus no había disminuido. “El hecho de que las reacciones continuaran durante casi cuatro meses después de la vacunación es una señal muy, muy buena”, dijo Ellebedy, teniendo en cuenta que los centros germinales suelen alcanzar su punto máximo una o dos semanas después de la inmunización, y luego disminuyen.

“Por lo general, a las cuatro o seis semanas ya no queda mucho”, comentó al New York Times Deepta Bhattacharya, inmunólogo de la Universidad de Arizona. Pero los centros germinales estimulados por las vacunas de ARNm “siguen funcionando, meses después, y no hay mucha disminución en la mayoría de la gente”.

@diarioelsolconcordia

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