En el marco de la investigación que intenta dilucidar las circunstancias en las que se produjo el crimen del contador de Paraná, Gonzalo Calleja, continúan siendo analizados numerosas pruebas que fueron recabadas en los distintos allanamientos, los informes de las pericias sobre los celulares secuestrados y las planillas con los entrecruzamientos de llamadas entre las personas sospechadas. Además, se busca determinar el rol que le cupo a cada uno de los allegados a Ezequiel Morato, principal imputado en la causa que estremeció a Paraná.

Como se sabe, uno de los amigos del joven del barrio 1° de julio fue quien escondió en la casa de sus suegros en Colonia Avellaneda una mochila con un kilo de cocaína, un arma, miles de pesos y dólares, entre otras cosas.

La semana pasada hubo procedimientos en esta línea, que apuntó a otro de los amigos de Morato. Se trata de un joven de 25 años que había sido el principal colaborador en el ocultamiento del auto del presunto asesino de Calleja, las horas posteriores al crimen. Se trata de quien ocultó en auto en la casa de su suegra en calle Reforma Universitaria y luego en la de otro hombre, además de vender las ruedas a otra persona.

Con el pedido del fiscal Santiago Alfieri y la autorización del juez de Garantías, Juan Carlín, el personal de la División Homicidios allanó su domicilio de calle La Paz, donde secuestró un arma de fuego calibre 45, un tubo cañón de reserva mismo calibre, 82 cartuchos calibre 45, tres almacenes cargadores para ese tipo de balas, ocho gramos de marihuana, 15.000 pesos, dos celulares y una balanza de precisión.

El muchacho fue detenido aquella tarde y quedó a disposición del fiscal en turno por el delito de tenencia de arma de guerra.