Para enderezar el barco se requiere de protagonistas que tengan poder de decisión y de otros que pueden ayudar a través de sus papeles como actores secundarios a hacer una buena obra. No se le quita ningún mérito ni se le agrega superpoderes que no tiene Enrique Cresto. La Kriptonita está en nosotros mismos, pero no afecta a quienes no somos Superman.

Lo que tiene Cresto son contactos a nivel nacional y los piensa usar para su relanzamiento en Concordia pensando en catapultarse desde aquí a Paraná. La crisis es tan profunda que no la arregla una persona por mucha fuerza y pasión que ponga, pero si no decide recargarse de energía positiva, su camino se irá llenando de piedras y con ello, las ilusiones de los concordienses quedarán sin concretarse.

Enrique debe inspirarse en el ejemplo de su abuelo y en lo bueno que tuvo su padre como intendente para hacer un gobierno distinto y revolucionario.