Hizo un examen en el banco de una plaza del pueblo después de luchar contra un incendio

Lucio es un bombero voluntario cordobés de 24 años y estudia Agronomía en la Universidad de Nacional de Córdoba.

Sociedad11/10/2021EditorEditor
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Lucio Malatini miró el reloj y se dio cuenta de que casi no le quedaba tiempo. En pocos minutos debía dar un parcial virtual de Fruticultura para el 4° año de la carrera de Agronomía que cursa en la Universidad Nacional de Córdoba.

Pero en la cima de la montaña no había señal para su celular. Entonces decidió que ya era hora de bajar al pueblo de Caminiaga, donde los incendios de los últimos días causaron tres víctimas fatales, a buscar el salvador Wi-fi que lo sacara del apuro. Después de toda una jornada de “guardia de ceniza”, este bombero voluntario de 24 años oriundo de General Deheza, 210 kilómetros de Córdoba capital, quería rendir su examen.

Pero en el pueblo tampoco encontraba internet. “Empecé a preguntarle a la gente del lugar, en las casas, y me dijeron que solo había wi-fi en la plaza del pueblo. Entonces me fui para allí, pero mi celular se había quedado sin batería”, dijo Malatini a TN.com.ar vía telefónica desde el cuartel de bomberos de General Deheza, donde cumplió una guardia voluntaria todo el fin de semana.

“Entonces un compañero me presta su teléfono. Y finalmente me pude conectar. Estaba un poco lenta la conexión, pero pude rendir y me fue bien”, contó.

El examen lo dio el viernes pasado sentado en un banco celeste de la plaza del pueblo de Caminiaga, aunque empezó con 15 minutos de retraso después del tiempo que perdió buscando señal. Un compañero retrató el momento en que Lucio mira pensativo la pantalla mientras apoya la mano izquierda en el mentón. Subió la foto a las redes y su historia se viralizó.

Bombero voluntario desde los 12 años

Lucio ingresó en la escuela de aspirantes del departamento de Bomberos Voluntarios de General Deheza cuando tenía 12 años. “Fui con un compañero de 1° año de la escuela secundaria. No se qué lio estábamos haciendo y una profesora nos dijo: ´por qué no van a anotarse al cuartel´. Y me gustó. No se que fue, pero me encantó. Es lo que me gusta hacer... para toda la vida”, afirmó.

En el cuartel son 17 bomberos voluntarios. Lucio ingresó formalmente al cuerpo cuando tenía 18 años. “Nos dividen en grupos. Nos toca un fin de semana de guardia al mes”, comentó.

Pero como Lucio se mudó a Córdoba capital para estudiar Agronomía a veces se le complica con las guardias. “Aunque por la pandemia las clases eran virtuales y podía quedarme en General Deheza. Y si no, cada fin de semana que tengo libre, me vengo”, apuntó.

Cuando estallaron los incendios en el norte de la provincia, Lucio se sumó al cuartel para alistarse en el combate de las llamas. “Nos convocaron para estar en Caminiaga el viernes. Llegamos al pueblo a las 2 de la mañana, dormimos un poco y salimos para allá. Llegamos a la última etapa (de la lucha contra el fuego). Es una ´guardia de cenizas´. Se trata de controlar los posibles reinicios de las llamas porque quedan puntos calientes que se pueden reactivar”, indicó.

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