La historia detrás de la foto “El hombre que cae”

El fotógrafo de AP Richard Drew fue quien tomó la fotografía que captura la esencia de la tragedia del 11 de septiembre como ninguna y conmovió al mundo.

Internacionales11/09/2021EditorEditor
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Un hombre se lanza al vacío tras no soportar las llamas en la torre norte del World Trade Center. “The Falling Man” (Richard Drew/ AP).

En los Estados Unidos, muchos la quieren borrar de sus memorias del 11 de septiembre de 2001, escribió Tom Junod en la revista Esquire. La historia que hay detrás de ella, sin embargo, y la búsqueda del hombre que aparece en la imagen, son la conexión más íntima que tenemos con el horror de aquel día.

La resistencia a la imagen comenzó desde el primer momento, escribe Junod en ese artículo. "Seguramente son pájaros, mi amor", le dijo una mujer a su hija, que preguntaba qué era lo que estaba viendo. "Baje esa cámara, ¿usted no tiene decencia?", le gritó un policía a un transeúnte que tomaba fotos.

De las miles de imágenes que impactaron al mundo aquel día, quizás hay una que resume el drama inédito de lo que se vivió como ninguna otra. Una foto que recibió decenas de premios y se convirtió en un ícono de la tragedia.

La revista Time habló con el fotógrafo de AP Richard Drew, el hombre que disparó su cámara para retratar lo que luego se conoció como The Falling Man (El hombre que cae, en español).

Drew cuenta que ese día tomó el metro desde Times Square a la calle Chambers, la parada anterior al World Trade Center. Lo primero que vio al salir de la estación, dice, fueron las columnas de humo en las dos torres.

Cuando se dio cuenta de que había personas que salían por las ventanas en los pisos incendiados, sacó la cámara instintivamente y empezó a tomar fotos. Hasta que hizo la que luego sería conocida como The Falling Man.

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Richard Drew, el fotógrafo de la agencia AP que tomó la imagen.

Nunca se ha declarado oficialmente la identidad del hombre. Se sabe que la imagen corresponde a la Torre Norte del World Trade Center, y que fue tomada a las 9:41:15 de la mañana de aquel fatídico 11 de septiembre de 2001.

No fue posible recuperar ni identificar los cadáveres de las decenas de personas que murieron al verse forzadas a lanzarse al vacío.

En 2005, la vocera de la Oficina del Forense de Nueva York, Ellen Borakove, le dijo al diario The Washington Post que los expertos ya habían agotado todas las posibilidades de la tecnología existente hasta entonces para recuperar e identificar los restos.

Pero los médicos, aseguró, prometieron que nunca dirán "caso cerrado".

Todas las víctimas fueron declaradas muertas por homicidio causado por trauma contundente, excepto los secuestradores asesinos. Los que se vieron forzados a lanzarse al vacío no fueron declarados muertos por suicidio.

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