El plan de Maduro para encarcelar a los líderes opositores, lograr que se exilien o pasen a la clandestinidad

La Fiscalía General emitió una orden de arresto contra Edmundo González Urrutia. Se cae cualquier posibilidad de mediación para una salida democrática.

Internacionales04/09/2024EditorEditor
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Nicolás Maduro, presidente de Venezuela

La orden de arresto emitida por la Fiscalía General de Venezuela contra Edmundo González Urrutia dejó en claro la estrategia del chavismo. Nicolás Maduro quiere asumir su nuevo mandato de seis años en enero próximo sin oposición en la calle y con sus dirigentes presos, en la clandestinidad o en el exilio.

El presidente venezolano no quiere mediaciones ni acuerdos. “Cuando entregue el mando, cuando toque, se lo entregaré a un presidente chavista”, afirmó el lunes en una reunión con la cúpula del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) en el Palacio de Miraflores, sede de gobierno.

La frase es toda una declaración de principios. La pronunció después de conocer que Estados Unidos había confiscado un avión que solía utilizar en sus viajes por la región y que estaba estacionado en la República Dominicana. Enseguida se conoció la orden de detención contra el excandidato presidencial de la Plataforma Unitaria de Venezuela (PUD), que lidera su archienemiga María Corina Machado.

Es una táctica que el chavismo aprendió de Fidel Castro: “Atrás, ni pa´ tomar impulso”. Si alguien castiga, el contragolpe debe ser mayor y donde más duele. A la Revolución cubana la táctica le viene funcionando desde hace más de 60 años. Al chavismo, un cuarto de siglo.

Qué puede pasar ahora con la oposición venezolana

González Urrutia está en la clandestinidad desde el 30 de julio, dos días después de que la oposición se proclamara vencedora de las elecciones presidenciales de manera aplastante, según sus propias actas recolectadas de testigos y fiscales. Pero el Consejo Nacional Electoral, dominado por el chavismo, dio como ganador a Maduro sin presentar un solo registro oficial. El Tribunal Superior de Justicia avaló después la decisión.

El presidente quiere a González Urrutia detenido. Lo dijo abiertamente. También quiere presa a Machado, a quien tiene entre ceja y ceja desde abril de 2002, cuando la ahora líder opositora se mostró en el Palacio de Miraflores tras el frustrado y efímero golpe contra Hugo Chávez.

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Edmundo González Urrutia y María Corina Machado.

Hoy en la militancia opositora de Venezuela impera el miedo. Los militantes y dirigentes están “resguardados”. Borran mensajes en redes sociales y salen de grupos de WhatsApp por temor a que la policía registre sus teléfonos celulares en requisas callejeras o allanamientos. Pocos responden mensajes de periodistas y los que lo hacen prefieren no emitir opiniones o piden anonimato.

La represión de las protestas post electorales dejó 27 muertos, casi 200 heridos y más de 2400 detenidos, entre ellos varios exdiputados. González Urrutia podría sumarse a esa lista en breve.

“La lógica con la que actúa el chavismo, que incluye a la Fiscalía General, es llevar a la oposición al límite, que tenga que pasar a la clandestinidad, algo que podría ser factible aunque también los anularía, u obligarlos a refugiarse en una embajada o directamente salir del país. Hacía allí van las cosas: tratan de ponerlos contra la pared”, dijo a TN el analista venezolano y director de la asociación civil Medianálisis, Andrés Cañizalez.

Pero la orden de arresto también echa por tierra cualquier proceso de mediación. La cédula de detención contra González Urrutia se conoció el mismo día en que el presidente colombiano, Gustavo Petro, preparaba una reunión virtual con Maduro y sus pares de Brasil, Luiz Lula da Silva, y de México, Andrés Manuel López Obrador, para intentar avanzar en una negociación entre las partes. Sus antiguos socios ideológicos chocan cada vez más con la intransigencia chavista.

“Atrás, ni pa´ tomar impulso”, decía Fidel. Maduro lo aprendió de Chávez.

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