El drama de los hoteles uruguayos que se quedaron sin turistas nacionales ni argentinos

El gobierno otorgó un subsidio especial para trabajadores hoteleros, pero los empresarios consideran que la medida no es suficiente.

Turismo 20/09/2023 Editor Editor
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La diferencia cambiaria con Argentina afecta al litoral pero se extiende a los destinos del este uruguayo

La diferencia cambiaria entre Uruguay y Argentina generó que el sector hotelero uruguayo atraviese dos crisis consecutivas. Al cierre obligado de fronteras por la pandemia de covid-19 se le sumó la merma de la llegada de los clientes nacionales, que cruzan a Argentina para aprovechar un país más barato, y de los argentinos, para quienes Uruguay es un destino caro.

Para reducir gastos, muchos hoteles en Uruguay abren solo los fines de semana y cierran el resto de los días. Por eso, el gobierno decidió otorgarle a este sector un subsidio por desempleo parcial, que le permita a las empresas contratar al personal unos pocos días a la semana. Esta medida paliativa estará disponible por tres meses y abarca a unos 1.000 trabajadores, según anunciaron los ministros Pablo Mieres (Trabajo y Seguridad Social) y Tabaré Viera (Turismo).

Los destinos turísticos del litoral son los que más han sufrido la brecha cambiaria y, en especial, las termas de los departamentos limítrofes con Argentina. Pero como Uruguay es “territorialmente pequeño” la crisis de la frontera “se extiende más allá del litoral” y afecta a otras zonas del país, dijo el ministro de Turismo.

Viera destacó que este subsidio fue otorgado también durante la pandemia y permite preservar los puestos de trabajo. “De lo contrario, los hoteles deben optar por cerrar definitivamente durante la baja temporada. Esta medida posibilita que no estén despidiendo ni pasando a trabajadores al seguro de paro total”, señaló el ministro.

En referencia a la situación del litoral, Viera enumeró las medidas “paliativas” que ha tomado el gobierno para beneficiar las compras del lado uruguayo, como la exoneración de IVA en la hotelería y el transporte o la reducción de algunos impuestos. “La situación de frontera sigue estando en pérdida de competitividad por los precios relativos con Argentina. Uruguay poco y nada puede hacer”, dijo el jerarca.

La diferencia de precios entre Salto y Concordia, por ejemplo, es de 144% en promedio, según un índice que elabora la Universidad Católica. Esa desigualdad se ha acentuado hasta un 280% en los productos de limpieza.

El ministro de Turismo se mostró confiado en que a partir de la temporada de verano la diferencia cambiaria con Argentina será compensada con la “calidad” de la oferta de los destinos uruguayos. “Uruguay sigue mostrando que incluso para los propios argentinos somos competitivos”, expresó.

Sin embargo, el sector empresarial no se muestra tan optimista. La Asociación de Hoteles y Restaurantes del Uruguay cree que “no va a ser fácil” atraer al turismo de clase media de Argentina, que es el que “mueve la aguja” en la temporada de verano.

El presidente de esa gremial empresarial, Francisco Rodríguez, declaró a la agencia EFE que la diferencia de precios es “tan importante” y la cotización del dólar “está en el piso más bajo de los últimos dos años” que hace que para el sector sea “muy difícil competir”.

Rodríguez destacó la medida anunciada por el gobierno uruguayo y la definió como un “alivio” para las pequeñas empresas, pero consideró que no es suficiente. La asociación pide además bajar a cero la tasa del IVA durante seis meses para hacer frente a la diferencia cambiaria con Argentina.

Ante el descenso en la llegada de estos turistas, el gobierno apuesta a ampliar el mercado brasileño, que en los últimos seis meses “batió todos los récords de visitas a Uruguay”.

Un estudio del Centro de Investigaciones Económicas (Cinve) considera que el número de visitantes argentinos que Uruguay recibirá en la próxima temporada de verano se reducirá levemente (-3%), al tiempo que los que llegarán desde Brasil se incrementarían sustancialmente.

La temporada de verano en Uruguay no alcanzaría los niveles máximos de 2017 y 2018 –estaría un 30% por debajo de ese récord–, pero se espera una mejora moderada de los registros de la temporada anterior.

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