Salió con “el estafador de Tinder” y lo abandonó: cómo descubrió su engaño

Valeria Calpanchay es argentina y tuvo en 2018, en Munich, una cita con Simon Leviev, sobre cuya historia Netflix lanzó un documental

Sociedad13/02/2022EditorEditor
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Simon Leviev - Valeria Calpanchay.

En medio del impacto que causó la difusión del documental The Tinder Swindler (“El estafador de Tinder”) en Netflix, fueron varias las historias que aparecieron en torno a Simon Leviev. Ahora se conoció la de una mujer que no cayó en sus engaños. Y que es argentina.

Valeria Calpanchay, que vive en Alemania desde 2018, tuvo ese año una cita con Simon Leviev, cuyo nombre real es Shimon Hayut, cuando llevaba poco tiempo residiendo en Múnich. Sin embargo, dijo reconocer señales de alarma que la hicieron escapar rápidamente y olvidarse de él. En la actualidad vive en Berlín, la capital alemana.

El testimonio de Calpanchay fue publicado por el medio británico The Mirror. La joven explicó recién vio el documental este lunes 7 de febrero, luego de haber leído un artículo en Facebook sobre la historia del estafador. Reconoció instantáneamente a la persona con la que se había encontrado. Y todo lo raro que le había parecido en aquella ocasión, pareció cobrar sentido.

“Tenía una cuenta de Tinder para ese entonces, así que vi a este chico llamado ‘Simon’, que parecía lindo y que viajaba mucho. También me encanta viajar, he estado en muchos países, así que pensé que le gustaría que nos encontremos. Tenía curiosidad”, le contó al medio británico.

El estafador de Tinder le pidió su número de WhatsApp instantáneamente y comenzaron a chatear y también a hablar. “Nuestra cita fue muy espontánea y sucedió un día después de que coincidimos. Acababa de terminar el trabajo y me envió un mensaje de texto preguntándome si estaba libre para encontrarnos. Creo que envió un mensaje de voz”, rememoró.

Pero algo de este hombre había despertado intriga en Calpanchay. Creía que el muchacho con el que estaba en contacto ocultaba algo o pretendía ser alguien quien, a fin de cuentas no era. “Los millonarios no muestran su dinero en Tinder, porque no es necesario”, fue su razonamiento.

Motivada por la “curiosidad” decidió aceptar la propuesta. Ella sugirió como punto de encuentro las inmediaciones de uno de los hoteles más exclusivos de Múnich, de forma de estar en sintonía con los gustos refinados que Leviev manifestaba tener.

Se detuvieron en un bar para tomar un café, pero no permanecieron mucho. “Cinco minutos después de sentarnos, sugirió que fuéramos a otro lugar porque no le gustaba el menú”, recordó Calpanchay. Después de eso, ella compró cigarrillos en un local, y luego fueron a un shopping, donde sí encontraron otro lugar para tomar algo. “Parecía caro”, recordó.

Calpanchay señaló que Leviev era un “un tipo hablador”, pero marcó que “le gustaba demasiado hablar de sí mismo”. Además, notó que “quería dar la impresión de que era misterioso “. La joven le preguntó de dónde era, que le contara de sus orígenes, pero evadía dar una respuesta directa.

Pocos minutos apareció otro aspecto que le llamó la atención. Tenía dos teléfonos móviles y, en medio de la cita recibió un par de llamadas que ella calificó como “extrañas”. En esas conversaciones hablaba de transacciones de millones de dólares. “¿Quién habla de dinero delante de un extraño?”

Leviev presumía demasiado de sus relaciones, según recuerda la joven. “Era raro que él hablara de otras chicas, diciendo que siempre le enviaban fotos, incluso me mostró algunas. No me fiaría de alguien que le muestra fotos privadas a otras chicas”.

La cita, a fin de cuentas, duró una hora. Si bien no detectó nada demasiado “preocupante” en aquella ocasión, si se llevó la impresión de que había cosas que no le cerraban. “No estaba segura de si era genuino o no”, reflexionó en diálogo con el medio británico.

No obstante, esa misma noche volvieron a contactarse. Simon Leviev la invitó a una fiesta en su casa de Múnich, una oferta que ella gentilmente rechazó cuando hablaron por WhatsApp.

La joven argentina evocó con claridad las palabras que utilizó entonces el estafador. “Pensé que eras más espontánea”. Y añadió: “Ya era muy tarde y estaba en pijama, así que, por supuesto, no tenía ganas de ir”.

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