Nasser Al Attiyah, ganador del Rally Dakar: un príncipe en jeans que les ganó a los rivales... y a las suspicacias

El qatarí (Toyota) se impuso en la categoría autos en Arabia Saudita y firmó un póquer de victorias en la carrera más exigente del planeta; es fanático de Messi y ubica a la selección en el podio de la próxima Copa del Mundo.

Deportes 16/01/2022 Editor Editor
Nasser - Dakar

Sereno, cordial y alegre durante los momentos de descanso, se transforma en un feroz guerrero cuando maneja por los caminos que traza el recorrido del Rally Dakar. Como si dos personalidades lo habitaran, como si convivieran un Dr. Jekyll y un Mr. Hyde, Nasser Al Attiyah se desplaza entre mundos opuestos en el desierto saudita, como antes lo hizo en las diversas geografías sudamericanas, a las que siempre distingue con buenos recuerdos. El príncipe qatarí ganó su cuarto Touareg, el segundo bajo la órbita del gigante mundial Toyota Gazoo Racing; antes festejó con VW y con Mini y participó para BMW y Hummer.

En su 17ma participación en la carrera más exigente del planeta demostró que no era descuidado el favoritismo que lo envolvía, después de los siete éxitos que logró en 2021 en las pruebas de preparación. Pero redescubrirse vencedor en el podio de Jeddah era el único objetivo que podía saciarlo: “Después de ser dos veces segundo, el único buen puesto solo puede ser el primero”, comentó, con la sonrisa dibujada, junto con su navegante andorrano Matthieu Baumel, que lo acompaña desde 2015.

El recorrido enseñó que la polémica del primer especial prácticamente definió la carrera. Al Attiyah fue el único de los pilotos que no se perdió en el día crítico de navegación y desde entonces controló la diferencia sobre los grandes rivales históricos, como el español Carlos Sainz, el francés Stéphane Peterhansel –ambos miembros del Team Audi Sport- y Sebastien Loeb (Bahrain Raid Xtreme). Algunos se dejaron más de dos horas en los relojes, mientras buscaban la pista y las quejas no se hicieron esperar, al extremo que hubo sospechas de que la tripulación de la Toyota Hilux N°201 tenían información extra en el roadbook. “Es gracioso que solo un auto haya encontrado el camino correcto”, se quejó Sven Quandt, responsable de la estructura X-Raid, que le brindó soporte a Audi. “¿Cuánta gente se perdió ahí? O somos muy tontos todos o… En fin, son muchos Dakar y estoy muy decepcionado”, atacó Sainz.

Durante la aventura, Al Attiyah también descubrió algunos sinsabores y también tuvo la suerte que en los dos años anteriores le resultó esquiva y que necesitan los elegidos para ganar la competencia. Finalizada la segunda etapa, los responsables de Toyota Gazoo Racing comunicaron que la caja negra de la FIA, que registra los datos de rendimiento de cada auto y es suministrada por Magnetti Marelli, estaba desconectada, debido a un error de los mecánicos, quienes no activaron el mecanismo a la batería. El descuido impidió registrar si la potencia del turbo excedió los valores reglamentarios, por lo que se le aplicó una multa de 5000 euros y una descalificación en suspenso, en el caso de que se repitiera el error. En la etapa 8 fue penalizado con dos minutos porque no llevaba abrochados los cinturones de seguridad ni el sistema HANS durante un 1m45s., tras reanudar la marcha, luego de cambiar un neumático pinchado. Las pinchaduras fueron un calvario para el qatarí en 2020 y 2021 y aunque este año no sufrió contratiempos con las gomas, la rotura de un palier estuvo a punto de derrumbar el sueño de victoria.

Nada de ese ruido exterior desenfocó al qatarí, que el año pasado se dedicó exclusivamente a los autos. La agenda no incluyó carreras de barcos ni tampoco competencias de tiro al plato, disciplina en la que participó de modo consecutivo desde los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 hasta Río 2016, logrando la medalla de bronce en Londres 2012 y siendo abanderado en Beijing 2008. Y si cuando se desdobla es competitivo, con solo mirar la campaña de 2021 se podía intuir un resultado como el que obtuvo en Arabia Saudita: ganó tres rally-raids, una Baja y tres pruebas del campeonato de rally de Oriente Medio. “Llegamos a este nivel porque somos los únicos que competimos durante todo el año. Termina el Dakar y pensamos en las fechas del Mundial de Rally-Cross. Estamos evolucionando de manera permanente y el resto salta de un Dakar al otro. No creo que se pueda correr un Dakar desde la casa”, atacó punzante y los dardos estaban dedicados a los pilotos que solo hacen una corta preparación y pretender ser competitivos.

Hijo del ex ministro de energía de Qatar y primo hermano del actual Emir, Nasser es el mayor de siete hermanos y siempre demostró fascinación por los autos y la velocidad. Maneja desde los 12 años, cuando tuvo un Suzuki, y debutó en los rallys de su país siete años más tarde. Ser integrante de la realeza de su país no lo hace especial en un campamento del Dakar, donde puede pasearse con la ropa oficial del equipo Toyota Gazoo Racing, en remera y jeans o con una thobe, la vestimenta tradicional del mundo árabe.

Desde el lunes 21 de noviembre al domingo 18 de diciembre, los ojos del mundo se posarán en Qatar, donde se desarrollará la Copa del Mundo de fútbol. Al Attiyah se involucró en la candidatura de su país para ser sede y es un activo colaborador de Qatar Foundation, la organización sin fines de lucro que lució en su camiseta Barcelona. El club catalán y también el Paris Saint-Germain son sus equipos favoritos: el primero, por la emblemática figura de Lionel Messi –ahora futbolista del PSG-; los parisinos, porque su familia mantiene un estrecho vínculo: Nasser Al-Khelaifi es el mayor accionista. “La Argentina, con Messi, es una de las grandes candidatas a ganar el Mundial en mi país. Que me disculpes el resto, pero para mí hay tres candidatas a ganar a Copa del Mundo: Argentina, Italia y Francia”, les comentó a los enviados argentinos al Dakar.

Cuatro veces ganador del Dakar, campeón mundial de Rally Mundial de la Clase 2, medallista olímpico, promotor del Mundial de Qatar 2022, miembro de la realeza qatarí… Los títulos saben a poco para Nasser Al Attiyah si la sonrisa no asoma en su rostro, esa que regaló desde el podio de Jeddah y que vaticina que el príncipe intentará repetir muchas veces más.

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