Editorial Por: Editor 20/10/2021

GLOBOS DE COLORES

Hay que reconocer que está rebuena esta etapa preelectoral ya que hay una lluvia de obras importantes para Concordia que servirán para morigerar el impacto de la pobreza, marginalidad y los “daños colaterales” que conlleva una situación de estas.

No quiero parecer (menos ser) gato floro y estar siempre molesto porque “no hacen” y ahora porque “quieren hacer”, pero voy a permitirme el ejercicio de pensar que si se podía, era buena y mejor política la de hacerlo antes.

Esto hubiera permitido tener visos de ejecución a los anuncios para no quedar entrampado en el “Síndrome de la cancha de fútbol” que se ha anunciando en diferentes gestiones de gobierno, pero que nunca se termina lo que ya se parece a una maldición gitana antes que a una obra que se construye en el Polideportivo frente al Regimiento.

 Por aquello que dice “mejor es tarde que nunca” debemos aplaudir que se anuncien con bombos y platillos que estas obras saldrán y, mientras se construyen, darán trabajo a centenares de personas que, a su vez, reactivarán el comercio por el efecto multiplicador  que tiene la industria de la construcción y luego, será el momento de hablar, escribir y analizar  lo que significará para la región tener un aeropuerto de primer nivel, mientras que la Costanera Nebel, puede tener un impacto para el turismo, pero esencialmente es una obra de desarrollo humano, que beneficiará a los habitantes de la ciudad, revalorizando una zona cara a los sentimientos de los concordienses que vivimos como ribereños.

Me hubiera gustado que se anunciaran otras obras que tuvieran un impacto más rápido y directo sobre el desarrollo, pero no se han pensado, fuera de ofrecer infraestructura, que el Estado intervenga directamente en la gestión de la empresa estatal para el desarrollo y, al parecer, esto que no tiene la actual gestión, menos lo pregona la oposición, defensor a ultranza del capitalismo y la empresa privada donde se piensa que los frutos derramarán como agua de manantial sobre los hombres y mujeres de esta Concordia, claro luego de obtenida la plusvalía del trabajo y la ganancia, lo que “quede” debería caer por la aplicación de las leyes de la física más que las económicas y por aquello de que todo lo que sube, luego tiende a bajar por su propio peso.

En fin, vamos a tener un aeropuerto de primera, donde podremos ir, no a viajar, sino a mirar a los aviones bajar y a los que usan los aviones, como en antaño se hacía con los trenes, como voyeurs del subdesarrollo. Esperemos que esos aviones lleven arándanos y no traigan turismo de la miseria, gente que venga a ver nuestros barrios paupérrimos o la gente escarbando la basura que vuelcan las Kukas en el campo del abasto.

La suerte está echada y las cartas fueron dadas, los que defendemos el Estado vemos cómo la opositores a nuestras ideas no explican un plan, ni dan una idea de lo que quieren hacer. Su campaña se basa en resaltar los errores del partido en el Poder, exorbitándolos para que una simple infracción parezca un delito de lesa humanidad y su campaña es la plataforma de la nada misma. No dicen qué van a hacer, ni cómo lo van a hacer; son profetas de las sonrisas, el abrazo y los globos, que antes eran amarillos y ahora se arman con la saliva de los discursos intrascendentes, de las risas cómplices en una actitud ganadora en donde los ha dejado la previa.

Pero no hay globo que no se pinche, ni sonrisa que no se borre, cuando los pueblos entienden que el camino no pasa por creer en globos de colores, ni en el contenido que es aire.

No explican lo que harían si ganaran, para no perder de antemano votos, pero como se los conoce de un mandato de gobierno, profundizar sus errores no hará salir a la Patria adelante, por el contrario.  

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