Un concordiense fue el nexo para la compra de la Estancia “El Entrevero” que hoy se subastó en casi 11 millones de dólares en Punta del Este, Uruguay.

“Maxi” Acosta, amigo de Leonardo Fariña y testigo de la boda que este tuvo con Karina Jelineck, está alejado de su Concordia natal y radicado en Bariloche donde invirtió en varios emprendimientos inmobiliarios. En oportunidad de hacer inversiones en el país vecino, Acosta -que fungía como desarrollador por esa época- como dueño de una empresa con sede en Uruguay, adquirió en 14 millones de dólares “El Entrevero”, suma que a través de varios pases bancarios habrían sido pagados por el empresario argentino Lázaro Baez. Lo cierto es que cuando se comenzó a investigar por lavado de dinero a Báez, el concordiense, al igual que su amigo, Fariña, terminaron imputados en la causa.

Nacionales08/01/2025TABANO SCTABANO SC
acosta
MAXIMILIANOAl lado de Jelinek en la boda con Fariña.

Acosta dijo que se enteró que Lázaro Báez era el inversor cuando fue apartado de la operación

Maximiliano Acosta declaró que el dato se lo contó otro de los acusados, Maximiliano Goff Dávila, a fines de 2011, cuando ya había sido corrido del negocio. Pero aclaró que nunca habló ni tuvo relación con el empresario kirchnerista
 
El juicio oral por la compra del campo “El Entrevero”, en Uruguay, cuando se pusieron en marcha la ronda de indagatorias. Uno de los acusados, el concordiense Maximiliano Acosta, aseguró que se enteró que el empresario K estaba detrás del negocio recién a fines de 2011, cuando ya había sido corrido de la operación. Dijo que el dato se lo contó Maximiliano Goff Dávila, otro de los procesados. Sin embargo,

Acosta aseguró que nunca conoció a Báez.

Acosta, un desarrollador inmobiliario que conoció a Leonardo Fariña y terminó siendo uno de los testigos de su casamiento con Karina Jelinek, declaró que “los inversores estaban ocultos” y que Goff Dávila “se manejaba con mucho hermetismo”. Además, dijo que recién se enteró de la participación de Báez a fines de 2011, durante una reunión con Goff Dávila, dueño de la consultora Marlin Group, y otra persona, en un bar de Palermo.

Para ese entonces, la relación entre Goff Dávila y Acosta estaba quebrada. “No me atendía el teléfono”, contó el desarrollador. La reunión en ese bar fue muy tensa. Acosta fue a reclamar que no había cobrado la comisión pactada, un 3% del monto total, y que lo apartaron “a los tres meses de haber ingresado”.

Cuando uno de los jueces del TOF 4 le preguntó por la fecha de ese encuentro, no pudo precisarla, pero dijo que fue “después de agosto y antes de noviembre de 2011″.

“El nombre de Lázaro Báez apareció después que me sacaron. En el tiempo que yo estuve no existía”, aseguró Acosta ante las preguntas de los abogados defensores. “Nunca lo vi, ni lo conocí”, insistió ante el interrogatorio del defensor de Báez.

elentrevero

Acosta fue presidente de la sociedad uruguaya Traline SA, utilizada para comprar el campo “El Entrevero”, ubicado entre José Ignacio y La Barra.

Cuando Fariña se distanció de Báez, el campo quedó a nombre de otra sociedad denominada Jumey SA, presidida por Daniel Pérez Gadín.

Acosta terminó denunciando a Pérez Gadín por amenazas y se fue a vivir a Uruguay. “Fariña nos estafó y tiene el futuro comprado, si vos seguís molestando se va a invertir el orden de prioridades”, le habría dicho el contador.

Antes de presentar la denuncia, Acosta se reunió con la entonces diputada Elisa Carrió para buscar protección política. Por el campo de “El Entrevero”, de 152 hectáreas, se pagaron 14 millones de dólares.

De la operación participaron varias sociedades y testaferros de Báez para intentar ocultar a los verdaderos dueños. Además del empresario están siendo juzgados el abogado Jorge Chueco, el contador Daniel Pérez Gadín, Leonardo Fariña, Maximiliano Acosta, Maximiliano Goff Dávila, el financista Santiago Carradori y Osvaldo Guthux.

Al momento de pedir la elevación a juicio, el fiscal Guillermo Marijuán sostuvo que Báez “impartió las órdenes y encomendó a los sucesivos administradores de esos fondos –Fariña y luego Pérez Gadín y Chueco– aplicarlos en el proyectado desarrollo inmobiliario en la costa uruguaya”. Sobre Goff Dávila, entendió que “tuvo una participación sumamente activa en el negocio, debido a que intervino como articulador de la inversión, buscó al escribano, adquirió una sociedad con acciones al portador, ubicó en su presidencia a Acosta, coordinó las reuniones con el vendedor y para la firma de los documentos de seña, compromiso de compraventa y prórrogas de pagos parciales”.

Acosta entabló una relación de amistad con Fariña y hasta fue uno de los testigos de su casamiento. “Lo conocí a fines de diciembre de 2010.

Yo le presenté al “Chino” de Pacha para la fiesta en Punta del Este”, dijo este lunes. Sin embargo, aseguró que no sabía del vínculo del arrepentido con Báez ni de sus viajes a Santa Cruz.

Fariña dio otra versión cuando declaró en la causa.

“El Entrevero” se vendió hoy en 10,8 millones a los argentinos Cambiaso y Constantini.

Se desarrolló este miércoles en el hotel Jean Clever de Punta del Este la subasta de los bienes que posee en Uruguay el empresario kirchnerista Lázaro Báez, quien acumula cuatro condenas y cumple arresto domiciliario en su casa en Santa Cruz. El campo, denominado "El Entrevero", que fue embargado por la Justicia uruguaya, se remató por casi US$ 11 millones a capitales argentinos.

Unas 200 personas, algunas de las que se acreditaron de manera previa con una garantía de US$ 20.000 para poder participar, presenciaron el remate del terreno vinculado a Lázaro Báez.

"La palabra ahora es de ustedes", comenzó diciendo el rematador, que anunció que la base era de US$ 3.500.000.

"Siempre los remates empiezan fríos. Se van midiendo, es como un partido de fútbol", excusó el rematador ante de que nadie pidiera la base. Pero segundos después de tensión apareció el primer oferente.
"Si hay alguien que sabe realmente cuánto vale el campo, son ustedes", insistió el rematador. Tras varias idas y vueltas entre los oferentes, finalmente se subastó por un total de US$ 10.800.000 a capitales argentinos.

El padrón que se subastó se extiende por 145 hectáreas ubicadas sobre ruta 10, entre José Ignacio y Punta del Este, que ahora le darán un rédito millonario en dólares al Estado.

subata

Subasta del campo "El Entrevero" realizada en Punta del Este.

Una larga historia

El predio fue decomisado en setiembre de 2018 por decreto de la Justicia de Crimen Organizado, en una investigación que estuvo a cargo del fiscal Luis Pacheco, a raíz de la denuncia presentada por los entonces diputados argentinos Manuel Garrido y Graciela Ocaña, férreos opositores al kirchnerismo.

Báez había pagado por El Entrevero unos US$ 14 millones, a través del contador Daniel Pérez Gadín, aunque en su momento, en 2011, el valor real estimado del predio por parte de los expertos era por lo menos tres veces menor. Para la Justicia argentina, se trató de una acción de blanqueo de capitales, producto de la corrupción. Así lo había declarado Leonardo Fariña, el “valijero” de Báez, en cuanto a que parte del “dinero K” se lavaba a través de negocios inmobiliarios en Uruguay.

Fariña declaró como testigo, aunque también fue condenado. Báez, en tanto, acumula condenas por casi 20 años de prisión por distintas causas. Además, se lo condenó a devolver el precio que pagó por la estancia y le fue decomisada una cantidad de dinero similar al precio de esta operación.

En octubre de 2018, a través de un concurso judicial, se habían rematado siete hectáreas que formaron parte de El Entrevero. La operación fue por unos US$ 2 millones. Era la parte del terreno ubicada frente al océano. La subasta se realizó para cubrir una deuda que existía ante la Dirección General Impositiva (DGI).

El predio en sí arrastra una historia muy particular, que por otra parte es bastante previa a adquisición por parte de Báez y su relacionamiento con los escándalos de corrupción. Había pertenecido a un empresario polaco, que en determinado momento realizó una venta simulada del bien a uno de sus hijos, lo que derivó en un conflicto familiar tras su muerte por el reclamo del resto de sus herederos.

Dónde está ahora el desarrollar local, “Maxi” Acosta: diversas fuentes lo ubican en Bariloche.

“Maxi” Acosta, quien ayudó a Fariña a comprarle un campo para Lázaro Báez, que se subastó ayer en Punta del Este, está radicado en Bariloche, el destino más elegido en los últimos tiempos para varios protagonistas y testigos de operaciones millonarias fraguadas al calor de la política y hoy bajo el ajetreo judicial internacional. 

Alejandro Maximiliano Acosta, fue amigo y testigo de casamiento del valijero arrepentido e imputado Leonardo Fariña con Karina Jelinek, así como el impulsor-intermediador en la escandalosa compra del campo uruguayo El Entrevero para Lázaro Báez.

El concordiense examigo de Fariña

Se podía elegir sushi o choripán. Entre los invitados, sobresalían Verónica Castro, Ileana Calabró y su marido Fabián Rossi, Aníbal Pachano, Marley... en fin, poca monta. “Dani La Muerte” protegía al flamante marido de rodete. Ya sentados para el momento nupcial culminante, deslumbraba Karina Jelinek, ubicada entre Leo Fariña y Alejandro Maximiliano Acosta.

¿Quién es “Maxi” Acosta, el entrerriano de Concordia que puso el ojo en Bariloche?

Le decían “el empresario de la noche” pero sus mayores virtudes eran como operador financiero “con recursos monetarios fuera del sistema bancario”, tal como reza la inscripción de la AFIP de julio de 2009.

Niega que haya sido quien le presentó a Karina a su amigo en la exclusiva disco Tequila, pero igualmente aceptó ser testigo de la boda.

Acosta y Fariña compartían debilidades: salidas nocturnas, autos caros, motos. Y la pasión por el dinero. Fue así que una noche de enero de 2011 Acosta (satisfaciendo un pedido de su amigo Maximiliano Goff de ayudar a Fariña en las inversiones) le presentó en Punta del Este a Walter Kobilanski Branda Huber. Éste le ofreció al “valijero” de Lázaro Báez un campo de 152 hectáreas en la valiosa zona de José Ignacio, llamado El Entrevero. Pedía 14,5 millones de dólares.

Acosta incluso intermedió en la compra vía una sociedad uruguaya que lo colocó de presidente: Traline SA, y así dejó sus huellas como adquirente de la propiedad, que fue una de las más investigadas en la causa de la ruta del dinero K que mantuvo preso a Báez. El campo luego fue transferido a una sociedad llamada Jumey, cuyo presidente es Daniel Pérez Gadín, el contador de Báez.

La relación de Acosta con Fariña terminó abruptamente cuando el concordiense se sintió defraudado por no cobrar las comisiones que le prometieron. Y buscó rápidamente despegarse de la operación de la que todos hablaban.

Para alejarse del escándalo que tuvo de protagonista a Fariña, llegó a Bariloche. Primero se instaló en una magnífica pero muy expuesta casa del barrio Belgrano. Optó luego por la privacidad en el barrio cerrado Arelauquen donde alquilaba. Vecinos mencionan un incidente con un guardia de seguridad. También recaló en Villa Los Coihues y al parecer construye en Arelauquen. Y puso interés en un loteo al este de la ciudad, en inmediaciones de la avenida Esandi.

Disfruta de rodados de alta gama, a su nombre o de terceros: un Land Rover 3.0 TDV6 Sport, una Ford Ranger, un Vento y una Harley Davidson 1.200 cc. Tendría, de todas maneras, otras motos en su garaje.

En marzo de 2014 decidió formar una sociedad que tuvo un desenlace de extrema tensión. La formó con su sobrino David Yair Rolando, natural de Concordia como él, y un comerciante local. Se denomina Mecánica de Servicios SA, su domicilio real y legal se radicó en el estudio de su contador y el objeto comercial es amplio: venta de vehículos a motor, servicios mecánicos integrales y de lavado. El taller funciona cerca de las primeras cuadras de la Costanera.

Ocurre que al tiempo de la constitución de la firma, el socio local habría sido desplazado y no de buenos modos precisamente. Fuentes del entorno de Acosta aseguraron a “Río Negro” que hubo un arma de por medio, aunque no consta denuncia. Finalmente, se supo que se terminó vendiendo el taller.

El señalado costado violento tiene antecedentes no sólo con el caso del guardia y del socio, sino también en la relación comercial con un empresario del rubro de distribución de alimentos y bebidas de Bariloche, así como –bastante antes– con una denuncia penal que tuvo en Entre Ríos, por una golpiza propinada a un colectivero en pleno centro de Concordia, según refieren medios de comunicación entrerrianos.

En Bariloche, le oyeron decir a Acosta más de una vez que es amigo del expoderoso espía de la SIDE Jaime Stiuso.

Se sabe que el empresario colabora con la Justicia en el caso Lázaro Báez, patrocinado y protegido por Elisa “Lilita” Carrió. Ya había denunciado amenazas del contador de Lázaro, Daniel Pérez Gadín, a quien directamente acusaba de haberlo estafado por el caso del campo uruguayo. De todos modos, la Justicia investiga sus viajes a Uruguay y un vuelo relámpago en agosto de 2012 a Panamá, el paraíso fiscal donde operaba una sucursal de la financiera SGI que pertenecía a Federico Elaskar.

Te puede interesar
Lo más visto
TENTATIVA DE ROBO - VIOLACIÓN DE DOMICILIO (2)

Dos cacos ingresan a robar en plena tarde y son corridos por los moradores, pasando de uno a otro domicilio.

TABANO SC
Policiales08/01/2025

Los cacos ya no tienen hora para cometer sus malandanzas. No buscan protegerse en la oscuridad de la noche cuando sus necesidades son acuciantes, especialmente las derivadas de la falta de drogas que los hacen ponerse en estado de locura y, en ese estado, son impredecibles sus acciones. Hoy, a la tarde, entraron a robar a un domicilio de la calle Pirovano, fueron vistos y corridos pero ingresaron a otros domicilios, hasta que fueron detenidos.

acosta

Un concordiense fue el nexo para la compra de la Estancia “El Entrevero” que hoy se subastó en casi 11 millones de dólares en Punta del Este, Uruguay.

TABANO SC
Nacionales08/01/2025

“Maxi” Acosta, amigo de Leonardo Fariña y testigo de la boda que este tuvo con Karina Jelineck, está alejado de su Concordia natal y radicado en Bariloche donde invirtió en varios emprendimientos inmobiliarios. En oportunidad de hacer inversiones en el país vecino, Acosta -que fungía como desarrollador por esa época- como dueño de una empresa con sede en Uruguay, adquirió en 14 millones de dólares “El Entrevero”, suma que a través de varios pases bancarios habrían sido pagados por el empresario argentino Lázaro Baez. Lo cierto es que cuando se comenzó a investigar por lavado de dinero a Báez, el concordiense, al igual que su amigo, Fariña, terminaron imputados en la causa.