Dos cacos ingresan a robar en plena tarde y son corridos por los moradores, pasando de uno a otro domicilio.
Los cacos ya no tienen hora para cometer sus malandanzas. No buscan protegerse en la oscuridad de la noche cuando sus necesidades son acuciantes, especialmente las derivadas de la falta de drogas que los hacen ponerse en estado de locura y, en ese estado, son impredecibles sus acciones. Hoy, a la tarde, entraron a robar a un domicilio de la calle Pirovano, fueron vistos y corridos pero ingresaron a otros domicilios, hasta que fueron detenidos.