Dengue: cómo diferenciar a los mosquitos

En la Argentina, hay brotes de dos infecciones virales, aunque la incidencia de la encefalomielitis en las personas es muchísimo menor. Cuáles son las características de los insectos vectores, según tres expertas del Conicet.

Interés General 09/01/2024 TABANO SC TABANO SC
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En la Argentina, hay brotes epidémicos de dos enfermedades transmitidas por mosquitos que pueden afectar a los seres humanos. Son el dengue y la encefalomielitis o encefalitis equina del Oeste. Se tratan también de dos infecciones virales, pero que tienen diferencias significativas en cuanto a cuáles son los reservorios de los virus, la incidencia en los seres humanos y el tipo de picadura que causa la especie de mosquito que transmite a cada patógeno.

Por empezar, son infecciones virales transmitidas por especies de mosquitos diferentes. En el caso del dengue, el vector es el mosquito Aedes aegypti. La reemergencia por esa infección empezó en 1997 y el año pasado produjo en el país la peor epidemia. Se registraron 139.946 casos de dengue y fallecieron 75 personas, según la última actualización del Ministerio de Salud de la Nación.


En cambio, la encefalomielitis equina del Oeste está ahora en la agenda pública porque se detectó su reemergencia en noviembre pasado. Hoy se considera que el mosquito Aedes albifasciatus es el que la transmite y se trata de una infección que estuvo ausente en el país desde 1988. Afectó principalmente a los caballos, aunque ya se confirmaron 21 casos de personas con el virus. Se reportó 1 muerte hasta hoy.

Investigadores del Conicet y la Universidad Nacional de Córdoba están haciendo estudios para saber si hay otras especies de mosquitos que pueden transmitir el virus de la encefalomielitis en el país.

 
Cómo se diferencian las picaduras de los mosquitos

“Hay algunas diferencias entre estos dos mosquitos respecto a sus picaduras. Por lo pronto, Aedes aegypti pica preferentemente de día”, explicó a Infobae la doctora Raquel Gleiser, investigadora en el Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal, del Conicet y la Universidad Nacional de Córdoba.

“El Aedes aegypti pica principalmente las partes bajas del cuerpo, cerca de los tobillos. Sus picaduras son rápidas. Suele tomar poca sangre cada vez, y casi no nos damos cuenta hasta que se escapan. Luego queda el escozor”, agregó.

En cambio, “la mayor actividad de picar de Aedes albifasciatus se produce alrededor del amanecer y de la puesta del sol. Su picadura es más agresiva. Pica y chupa sangre hasta quedar repleta y no se espanta fácilmente. Es más fácil de matar con la mano”, señaló la doctora Gleiser.

Cuáles son los reservorios

Otra diferencia es que el principal reservorio del virus del dengue es el ser humano. Por lo cual, los mosquitos Aedes aegypti se infectan cuando pican a una persona que ya está infectada por el virus. Después, esos mosquitos pueden transmitir el virus a otras personas al picarlas.

 
En cambio, los reservorios del virus de la encefalomielitis equina serían aves y roedores en la Argentina. El ser humano y los animales domésticos susceptibles sí pueden padecer la infección al ser picados por el mosquito Aedes albifasciatus infectado y desarrollar enfermedad. Pero las personas afectadas no le transmiten el virus de la encefalomielitis a los mosquitos.

Esa especie se considera un “mosquito de inundación” porque se desarrollan larvas en charcos o cuerpos de agua temporarios que se inundan a partir de las lluvias. Como durante los meses pasados llovió más que el promedio en la región Centro y Noreste de la Argentina como resultado del fenómeno de El Niño, hubo más aumentos de las poblaciones de los “mosquitos de inundación”.

Aunque el Aedes albifasciatus puede transmitir el virus de la encefalomielitis, vale aclarar que la frecuencia de la transmisión a los humanos es menor que la de dengue.

Esa especie habita más un ámbito natural silvestre, generalmente en toda la región húmeda pampeana de la Argentina, y suele picar a distintos animales, incluyendo el ganado. Entonces está adaptada para atravesar las pieles más gruesas de los animales.

 
“Por eso, percibimos que su picadura es más fuerte y nos parecen incluso más agresivos. Esto y su abundancia generan una enorme molestia y por eso los notamos mucho más”, afirmó Sylvia Fischer, investigadora del Conicet en el Instituto de Ecología, Genética y Evolución de Buenos Aires (IEGEBA, CONICET-UBA) y en el Departamento de Ecología, Genética y Evolución de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.

En tanto, María Victoria Micieli, doctora en ciencias naturales y especialista en entomología y sanidad ambiental, expresó que la especie Aedes albifasciatus “se comporta como un mosquito plaga, justamente por el comportamiento que tiene, tan invasivo, tan agresivo con las personas”.

Aedes albifasciatus tiene una distribución más amplia en la Argentina, desde Tierra del Fuego hasta el norte del país. En cambio, Aedes aegypti solo ha llegado hasta las provincias de Patagonia Norte: Neuquén y Río Negro por el momento (aunque no se han reportado casos autóctonos allí).

Cómo prevenirse contra los mosquitos

Si bien el uso del repelente es recomendado para evitar las picaduras de los “mosquitos de inundación”, como el Aedes albifasciatus, “no es que sea tan extremadamente efectivo para esas especies”, según Fischer. Porque esos insectos suelen ser muy ávidos de picar aunque la persona tenga repelente.


Lo recomendable es que se baje el nivel de actividad al aire libre por unos días, y en caso de hacerlas, por más que sea verano se deberían usar ropas de manga larga como para cubrir y generar una barrera física en la mayor parte del cuerpo, y evitar las picaduras, recomendó Fischer.

Contra el dengue, evitar tener lugares (incluso objetos como una tapita de gaseosa en el piso) que acumulen agua en el edificio y en sus alrededores es clave. Para el Aedes albifasciatus la estrategia debe ser diferente. “Se requiere un plan de monitoreo y aplicación de insecticidas biológicos para Aedes albifasciatus. Pero hay que tener en cuenta que el área de extensión es grande, los productos son caros y el momento oportuno para llevarlo adelante es corto”, subrayó Micieli.

El mosquito Albifasciatus no se cría ni se desarrolla en el entorno de las casas. Sólo invade en determinado momento de su ciclo, ya cuando es adulto y por el viento y otros factores llega a las ciudades desde zonas rurales y suburbanas. Por eso, en esos territorios, tendría que haber una planificación de los estados municipales y tal vez provinciales para implementar estrategias de control que interfieran con potenciales criaderos de esos mosquitos, según Micieli.

Micieli también rescató el uso de una malla mosquitera en las ventanas. Además, advirtió que “el uso indiscriminado y el mal uso de los insecticidas químicos para protegernos o para bajar las poblaciones de, por ejemplo, Aedes albifasciatus o incluso Aedes aegypti, genera resistencia en esas poblaciones”.


Vale destacar que la investigadora junto con su colega Sheila Ons publicaron en la revista Parasites & Vectors el hallazgo de mutaciones genéticas que hacen que determinadas variedades de Aedes aegypti adquieran resistencia frente a insecticidas, según informó el Conicet.

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