Se dicen, sucesores de Urquiza y de Pancho Ramírez y se encolumnan al unitarismo más recalcitrante. Son porteños aunque tengan su domicilio aquí. Los periodistas hemos sido elegidos como el “pato de la boda” de Milei y sus discípulos, las idas y venidas que hace nuestro gobierno es una simple teatralización para quedar bien con todos, pero con estas acciones demuestran que son “más papistas que el papa.”  Más Milenistas que Pettovelo y siguen los lineamientos de terminar con los medios de prensa sean oficiales o privados, salvo “Clarín” y otros multimedios del puerto de su ciudad natal.

Decía Mariano Moreno en la Gazeta de Buenos Aires:

“Nada es más lisonjeros a los individuos que gobiernan, nada puede estimularlos tanto a todo género de sacrificios y fatigas como el de verse premiados con la confianza y estimación de sus conciudadanos; y si es lícito al hombre afianzarse a sí mismo, protestamos ante el mundo entero que ni los peligros, ni la prosperidad, ni las innumerables viscitudes a que vivimos expuestos, serán capaces de desviarnos de los principios de equidad y justicia que hemos adoptado por regla de nuestra conducta; el bien general será siempre el único objeto de nuestros desvelos, y la opinión pública el órgano por donde conozcamos el mérito de nuestros procedimientos. Sin embargo, el pueblo no debe contentarse con que sus gobernantes obren bien; debe aspirar a que nunca puedan obrar mal, que sus poderes tengan un dique más fuerte que el de su propia virtud; y que delineando el camino de sus operaciones por reglas que no está en sus manos defraudar, su gobierno derive, no de las personas sino de reglas que obliguen a sus sucesores a ser igualmente buenos que los antecesores, sin que en ningún caso les deje la libertad de gobernar mal impunemente.”