¡MERECEN UN HUEVAZO!

Los huevos eran para tirárselos a los funcionarios que no funcionan, aunque cuando la situación pasa por diferentes niveles y no se resuelve, los huevazos (de gallina) irían dirigidos a los de más arriba que no pueden siquiera ordenar una nadería como esta.

Se hablaba ayer en reuniones de las fuerzas vivas de pedir la renuncia de Santiago Cafiero, como canciller, pues se observaba con claridad como Este -con lazos familiares con Concordia- se había llamado a silencio, otros ya pedían declararlo “persona no grata” en la ciudad de su esposa. Feo.

Imagine lo insólito, un problema serio en la frontera, que obligase a acudir a solucionarlo con fuerzas militares, supongo que la cadena de mandos entre políticos, militares, organismos de seguridad y alcahuetes que pululan por todos los organismos donde se cobran suculentos sueldazos y que se llaman pomposamente “asesores”, se armaría tal pandemónium, entre comunicaciones del nivel 5, al 4, de este al 3, del 3 al 2 y el 1, que antes de tomar una determinación, llamaría para corroborarlo al gobernador y al Canciller y este a su vez, al Canciller uruguayo, quien debería establecer contacto con su Presidente, en fin, todo ese farragoso devenir ocasionaría que pasen horas, días y tal vez, semanas.

En el estudio de las probables acciones bélicas, se llama “teatro de operaciones” a una zona dada, que si hipotéticamente fuera Salto Grande, estaríamos en el horno pues se daría el mismo juego del “gran bonete” sobre quién tiene que acudir a conjurar el problema ¿las tropas uruguayas?, ¿las tropas argentinas? ¿El ejército, la armada, la prefectura, la policía…? Quien daría la orden: el Presidente, el Canciller, el Gobernador, el Intendente o el Jefe de Regimiento obligado a actuar en un condominio internacional y contra quienes no sabría el poder ofensivo que manejan y las posibilidades de causar un gran daño a las instalaciones, por ejemplo, dinamitando y huyendo en un helicóptero. 

Esta mala experiencia nos ha servido para demostrarnos que estamos desprotegidos por la burocracia y ésta que puede ser buena para algunas cosas resulta maléfica para otras y se pone de manifiesto cuando se trata no ya de problemas locales sino internacionales.

Que se haya demorado tanto para abrir la frontera, incluso con restricciones, no obedece al virus de Covid19, sino al del status quo que redirige las decisiones de un funcionario hacia otro y el problema comienza a girar hasta que, antes que estalle, o cuando la mecha está prendida, se alinean los ministros para firmar un decreto, en el medio quedaron un montón de gente que son considerados “daños colaterales” del quietismo, nadie podrá devolverle a quienes aislaron los meses que perdieron de estar con sus seres queridos, en un lado de la frontera.

Supongo que por eso no funciona el MERCOSUR y pasar al otro lado, o de allí para aquí, se convirtió en un calvario, cuando deberíamos estar pasando con una simple tarjeta vecinal que nos habían prometido.

Hace poco, dije en esta columna, que era más fácil vadear el río a caballo en los tiempos de Artigas que ahora y es cierto, en lugar de unir a los pueblos, eligieron desunirnos. ¡Merecen un huevazo!