Un mes de ausencia: el último acto político de Jorge Pedro Busti

Por Juan Carlos Chagas (*)

Política 21/01/2022 Editor Editor
Busti
Busti, Gorbachov y Chagas.

El momento culminante, emocionante y conmovedor que agitó las fibras más íntimas de los que estábamos allí fue cuando se cantó a capella la Marcha.

En medio de un recogimiento total, con presencias de todos los colores y pelajes del arco ideológico, hablaron los tres gobernadores, en este orden: el Gringo Schiaretti (amigo y compañero de militancia en la Córdoba de los 60-70, muy afectado por la partida); seguidamente el santafesino Perotti, y luego para cerrar, nuestro gobernador Bordet.

Los tres, uno al lado del otro, en línea, expresando palabras profundamente sentidas y no de ocasión.

A esa hora del día 21 de diciembre del año que se fue, luego de una larga tarde agobiante de calor, no eran tantos los que permanecíamos en pie.

Todos angustiados por las circunstancias.

El instante más estremecedor seguramente en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno de Entre Ríos, fue cuando habló la compañera de toda una vida de Jorge Pedro Busti. Desde la militancia en los barrios estudiantiles de aquella Córdoba nerviosa y reivindicadora que marcó un hito en la historia política argentina, el cordobazo, hasta nuestros días.

Casi que no pudo concluir, porque al promediar sus palabras, la Marcha Peronista cantada, efectivamente a capella y con la V de la victoria a mano alzada de todos, ahogó a esa altura la voz cada vez más inaudible de Cristina.

Así, auténticamente peronista pero con presencias mutipartidarias, fue la despedida y el homenaje a este hombre de la democracia.

Jorge, "el Chino" para Schiaretti y "el Conejo" para tantos otros, protagonizó hasta en su mismísima partida un acto político. Hasta el instante final. Como seguramente lo deseó.

Militante las 24 horas

Apasionado al extremo por la política, casi que no se permitía hablar de otro tema. Día y noche.

Ya sea, en su "mesa de los galanes" (Roberto Fontanarrosa) que en las mañanas integraba en el Mayorazgo de Paraná o en tantísimos asados con amigos o en cualquier tertulia. Casi hasta cuando descansaba.

A veces le preguntaba en nuestras conversaciones telefónicas de larga distancia, si estaba allí en ese momento, en ese sitio. En otras tantas, instalado yo en el lugar, café de por medio, y enredado en la discusión y el análisis, lo cargaba diciéndole que algún día esa mesa iba a exhibir una plaqueta rezando, "Aquí se sentaba...".

Se reía, al tiempo que me decía "hijo de puta, Juan Carlos", haciendo gala de un gran humor.

Fui su director de la Casa Provincial en CABA y sinceramente nos cansamos de hacer política desde la representación aprovechando las vinculaciones con los medios y en los círculos políticos y empresariales, avizorando un futuro nacional que no pudo darse.

"Sabés lo que pasa, gobernar nuestra provincia ya es todo un tema", reflexionaba a veces, con cierto regusto amargo, explicando de esta manera que no podía distraerse de ese compromiso casi excluyente.

Tuvimos algunas diferencias de criterio y de visiones políticas. Sí señor, ¡cómo no! La disparidad es la esencia de esta actividad. Por eso la atraviesan las pasiones y resulta tan rica la política.

Pero, nunca perdimos el cariño y el afecto que nos dispensábamos.

Alguna vez le dije a Busti que a él, en el fondo, le hubiese gustado ejercer el periodismo, y sonrió aceptando gustoso esa posibilidad.

Estudiaba en los últimos tiempos sociología, otra de las disciplinas que compartíamos entusiastas. Disentíamos en lo deportivo: él, Gallina, yo, bueno, es de imaginarse. No le gustaba el automovilismo y no entendía tanta afición de mi parte.

Alguna vez en esa Mesa de los Galanes estábamos los dos, nadie más, y me expresó, como al pasar, su sentir sobre algunas excursiones extrapartidarias que protagonizó.

Por esos días últimos del 2021, me llamaron varios para dar su pésame, entre otros, Eduardo Duhalde, quien le tenía un enorme respeto.

Como Néstor Kirchner, en su momento. Y como hasta el día de hoy, el presidente Alberto Fernández.

Días antes de su internación quedamos vía mensaje, encontrarnos a las 72 horas de la operación, "para seguir militando", le dije, a lo que respondió con el consabido “jaja”. Entusiasmado.

En nuestras últimas charlas, casi como un mandato, me dijo que teníamos que trabajar para unir al peronismo, que había que apoyar a Bordet en su gestión y al gobierno nacional de Alberto y Cristina, "que son nuestros" y que se imponía un entendimiento entre todas las expresiones políticas.

El tipo decidió irse antes de ese reencuentro post operación.

Quedó para la historia de la democracia su paso inclaudicable en su defensa y el respeto por el que pensaba distinto.

De eso se trata gobernador Busti, porque en el fondo la gente es la que está aguardando esperanzada su realización ciudadana.

Depende entonces de lo que hagamos todos en política.

 (*) Ex titular de la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande.

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